LONDRES – La tarjeta de Navidad era como todos los demás. Pero contenía una nota escrita a mano, en letras mayúsculas, en inglés: «Somos prisioneros, los extranjeros en la cárcel de Qingpu en China. Obligados a trabajar en contra de nuestra voluntad. Por favor, ayudarnos y advertir a las organizaciones de derechos humanos». Florencia Widdicombe, la chica es el inglés de seis años si el se encuentra en las manos, en Tooting, un distrito del sur de Londres, ha advertido a la madre. La postal era parte de un paquete comprado en el más cercano de Tesco, la mayor cadena de supermercados del reino unido. Y ahora Tesco ha detenido el contrato con la empresa china que suministra las tarjetas de navidad.