Emmanuel Macron dijo que no lo quería y Gérald Darmanin dijo que podía prescindir de él. “No habrá texto si no hay mayoría sin la RN”, insistió el Ministro del Interior, el martes 19 de diciembre, antes de la votación solemne de la Asamblea Nacional sobre su ley de inmigración. “La mayoría fue amplia y, aunque eliminemos los votos de la Agrupación Nacional, muy amplia”, se felicitó al final de la votación, a pesar de los sesenta votos macronistas que faltaban. Comentarios que hacen eco de una posición defendida en privado por el Presidente de la República: durante una reunión en el Elíseo, el Jefe de Estado afirmó ante varios familiares que activaría el artículo 10 de la Constitución y tomaría el Consejo Constitucional para tener la votación queda invalidada si su salvación dependía del refuerzo de las tropas de Marine Le Pen.

Como resultado, desde el momento en que Yaël Braun-Pivet habló en la presidencia, muchos funcionarios electos observaron las cifras. “La votación está cerrada. He aquí el resultado de la votación: votantes, 573; expresado, 535; mayoría, 268; para, 349; contra 186. La Asamblea Nacional aprobó”, apenas tuvo tiempo de explicar el presidente del Palacio Borbón cuando buena parte de la cámara ya había sacado sus calculadoras para hacer las cuentas. Y con razón, sin los 88 votos de la Agrupación Nacional, por la que el grupo votó íntegramente, el texto habría obtenido sólo 261 votos.

A primera vista, más que suficiente para vencer a 186 oponentes. Pero esta observación engañosa sólo se aplica si los parlamentarios nacionalistas se hubieran abstenido. Porque si finalmente hubieran decidido votar en contra, sus 88 votos se habrían sumado a los 186 votos desfavorables, inclinando así la balanza hacia el otro lado y provocando el rechazo del texto: los 261 votos a favor ya no tendrían suficiente para compensar los 274 votos en contra. En lugar de ser adoptado definitivamente por el Parlamento, como ocurre ahora, el texto ejecutivo habría sido enterrado definitivamente si fuera necesario.

“Ése no es el tema”, evacuamos al Ministerio del Interior, explicando que la jurisprudencia de Mendès France consiste únicamente en “deducir” los votos. En alusión a un episodio de 1954, cuando Pierre Mendès France rechazó los votos comunistas durante su toma de posesión como jefe del Consejo para no dejarse limitar por una mayoría a la que era hostil. “Además, una parte de los votos en contra de la mayoría fueron inducidos por la elección de RN de votar a favor”, insistimos en Beauvau. Y a calcular: “Si la RN no hubiera estado físicamente, la mayoría hubiera bajado a 242, y tenemos 261 votos. Esto demuestra claramente que no necesitábamos que la RN aprobara este texto”.