HONG KONG – el que no puede decirle a los ciudadanos, millones de personas salieron a las calles en señal de protesta, Carrie Lam ha confesado a puertas cerradas, en frente de un pequeño grupo de hombres de negocios de la ciudad. «De haber provocado este enorme caos en Hong Kong es imperdonable, si tuviera que elegir, la primera cosa sería dejar», se escucha en el audio que es de 24 minutos registrados en la última semana durante esta reunión y obtenido por Reuters.
Una especie de dramático, a veces incluso en el tono de voz, la confesión de la impotencia política en la parte de la resolución impugnada Jefe del ejecutivo elegido por Beijing, que dice: «tener un espacio político de maniobra muy, muy, muy limitado», pero también asegura que el gobierno central no tiene planes de enviar tropas a Hong Kong y la deja ir, incluso de la salida de humos del personal, mostrando una actitud diferente de la del acero a cabo hasta ahora en público: «Ahora para mí es muy difícil salir de la casa, no quiero ir al centro comercial o a la peluquería porque mi posición sería compartida y sería encontrar una multitud de camisetas y máscaras negras que me espera».