El jueves se solicitaron hasta 30 años de prisión penal contra tres adultos juzgados desde el lunes ante el tribunal de Var por la muerte de Brayan, de 10 años, que cayó bajo una lluvia de golpes y torturas. A pesar de las confusas declaraciones de los acusados, los debates sacaron a relucir las puertas cerradas insalubres que se habían producido en el pequeño apartamento de Sonia en Toulon durante el encierro de la primavera de 2020, hasta el punto de degenerar en una violencia de «salvajismo casi animal». », en palabras del Abogado General Thibault Appert.
Esta cuarentona había aceptado acoger durante unos días a su cuñada Emilie y al compañero de ésta, Arnold, ambos de poco más de treinta años. Pero la pandemia ha congelado la convivencia. Muy rápidamente, Arnold tomó control sobre las dos mujeres y los niños: Brayan, de 10 años, su hermana de 13 años y su primo, el hijo de Emilie, de 12 años. Y después de semanas de televisión y videojuegos, sugirió organizar un “campamento militar”. Tenían nombres en clave, se levantaban a las 4 de la mañana para una serie de “clases de motivación” y ejercicios físicos, pero también interrogatorios, atados a una silla.
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Bajo la dirección de Arnold, “todos los puntos de referencia y códigos sociales y familiares fueron hábilmente borrados. La violencia se desarrolló progresivamente, de forma insidiosa, con el pretexto de endurecerse y superarse”, señaló Thibault Appert. Brayan pidió abandonar el «campamento», pero esto sólo generó animosidad en su contra. Hasta la noche del 4 al 5 de junio, cuando Sonia llevó su cuerpo torturado a urgencias. El niño ya había muerto a causa de un edema cerebral. Pero los hematomas, escarificaciones, quemaduras y hasta el vómito en sus pulmones hablaban de los abusos que había sufrido así como de su agonía, que duró al menos una hora.
Durante la investigación y en la audiencia, los imputados permanecieron confundidos, culpándose unos a otros. Fue la hermana de Brayan quien finalmente contó la historia de sus últimas horas a puerta cerrada. “Un niño pequeño que tiene dificultades para mantenerse en pie, que se agarra a la silla donde está sentada su tía. En un gesto despreciable, ella lo aparta y lo envía de regreso a su verdugo. Arnold agarró la mesa de café y golpeó el cráneo del niño hasta que la mesa se rompió, informó el fiscal general en su acusación. Organizador de los abusos, también los había delegado: las dos mujeres y los niños se convirtieron a su vez en víctimas y verdugos.
El fiscal general solicitó así 30 años de prisión penal con un período de seguridad de 20 años contra Arnold, y la prohibición definitiva de cualquier profesión relacionada con menores. En cuanto a las dos mujeres, si pidió su absolución por el asesinato del niño, pidió su condena, en cuanto a Arnold, por actos de tortura y barbarie contra los tres niños: 15 años para Emilie, 10 años para Sonia. Se espera el veredicto el viernes.