Sucedió de nuevo. Una pregunta sin una respuesta. Un periodista despedido bruscamente e insultado por el ministro del Interior. Matteo Salvini – la última noche de la Cervia, en un mitin en el contexto de la fiesta de la Aleación – deja de hablar con algunos periodistas. «Por George Mottola Informe», presenta uno de ellos. «Lo que se dijo con Savoini el 17 de octubre?», él pregunta, refiriéndose a el ya conocido y el más discutido viaje a Moscú, hace un año, a la que también asistieron el ex portavoz del líder de la liga, así como el presidente de la asociación de Lombardía-Rusia (ndr, Salvini, de 11 de julio, dijo: «Savoini no fue invitado por el ministerio del Interior, no sé qué hacer con nosotros»).

«Estamos en el 3 de agosto, mi amigo. ¿Hay alguna otra pregunta?», la replicación el ministro del Interior, que este no quería responder en el Parlamento. Mottola insiste: «Hay una investigación por corrupción internacional. Ella ha mentido, me dijo: ‘no sabía que Savoini estaba en Moscú’. Como siempre, él ha mentido públicamente, ella es un ministro del Interior». Y la respuesta: «eres grosero».

en resumen, los insultos y preguntas sin respuesta después de las fuertes alusiones que se hacen a la cineasta de la República para el caso de las motos de agua («Ir y recoger a los niños ver a gustar mucho»), y a nuestro periódico para preguntas acerca de Savoini («Cuando yo quiero reir, he leído la República).

«Un ministro que no responde a los periodistas no respeto al público», dice Sigfrido Ranucci, director y autor del Informe. «El hecho de tener un gran consenso no lo justifica, por el contrario….». Y los periodistas cómo se debe responder? Tal vez es tiempo de abandonar una conferencia de prensa cuando un colega que es insultado, y las preguntas siguen sin respuestas? «Por supuesto, usted necesitaría una inyección de orgullo. Pero honestamente no me esperaba una respuesta de solidaridad por parte de la clase. Y luego hay un problema: los líderes políticos de ahora, lanzan sus mensajes a través de medios de comunicación social. Sin periodistas, ellos lo harían aún más. Nuestro deber es, por tanto, sólo uno: seguir haciendo preguntas, siempre.»