El gasto en protección social volvió a un nivel cercano al «previo a la crisis sanitaria» en Europa en 2022, y Francia sigue siendo, por séptimo año consecutivo, el país que le dedica la mayor parte de su PIB (32,2%). estudio publicado el jueves por Drees. En general, el gasto en prestaciones sociales “siguió aumentando”, pero menos que en años anteriores: aumentó un 1,7% en Francia en 2022 (frente a un 2,6% en 2021 y un 6,9% en 2020), y un 2,5% de media en la Unión Europea. (3,1% en 2021 y 8,3% en 2020), indica este “panorama de la protección social” de la Dirección de Investigaciones, Estudios, Evaluación y Estadísticas (Drees). Este aumento se mantiene por debajo de la inflación.

Francia dedicó a estos servicios 848.900 millones de euros, o el 32,2% de su producto interior bruto (PIB), una cantidad cercana a la de 2019 (31,2%) y «significativamente inferior» a la de 2020 (35,1%), señala Drees. Por séptimo año consecutivo, es el campeón del gasto por delante de Italia (29,6% del PIB) y Alemania (29,2%). Las prestaciones francesas ascienden de media a 12.550 euros al año por habitante, de los cuales 5.550 euros están vinculados al “riesgo de supervivencia en la vejez” (pensiones, vejez mínima, providencia, etc.) y 4.700 euros vinculados al “riesgo para la salud”.

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Otras prestaciones son menos costosas, ya sean relacionadas con la familia (850 euros), el empleo (700 euros), la pobreza y la exclusión (500 euros) o la vivienda (250 euros). Representan sólo el 18% del gasto en Francia y el 17% en Europa. En 2022, los países europeos han “puesto en marcha diversos mecanismos” para limitar los efectos de la inflación en los hogares, que han “reembolsado los gastos excepcionales” vinculados al Covid-19, en declive (campaña de vacunación, desempleo parcial, etc.) .

Las prestaciones por “riesgo laboral” han disminuido significativamente (-20,7% en Francia en 2022, frente al -19,0% en 2021). Para Drees, esto se explica en particular por la caída del número de beneficiarios o el contexto económico favorable, pero también por la entrada en vigor a finales de 2021 de la reforma del seguro de desempleo, que redujo las cantidades pagadas y endureció las condiciones de apertura de derechos.