El centro de día del centro de acogida para mujeres Chez Doris, que se vio obligado a cerrar durante dos meses el pasado otoño, ha dejado atrás la crisis. La organización volverá a estar abierta los fines de semana, retomando sus servicios ofrecidos los siete días de la semana.

Este cierre temporal se debió, en particular, al aumento de la demanda entre las mujeres vulnerables y a las dificultades de salud mental tras la pandemia, para las que los empleados no estaban suficientemente preparados.

“No puedes apoyar a una persona [vulnerable] si tú mismo, como organización, y tu gente está cansada”, ilustró la directora general de la organización, Diane Pilote.

Situado en la calle Chomedey, en el barrio de Ville-Marie, Chez Doris reabrió sus puertas sólo entre semana el pasado mes de diciembre. Después de diez meses de interrupción, el refugio también será accesible los fines de semana, entre las 8 y las 16 horas, a partir de este sábado 15 de junio.

“El fin de semana las mujeres quieren organizaciones para mujeres, y la mayoría son mixtas”, lugares que “evitarán por su seguridad o dependiendo de la realidad [de violencia doméstica] que hayan vivido”, explicó la del día. Clémentine Mwabange, jefa del equipo del centro.

“Creo que abrir el fin de semana ayudará a que [las mujeres sin hogar y vulnerables] respiren más”, estimó.

Los efectos de la crisis inmobiliaria también se hacen sentir en el refugio a medida que se acerca el 1 de julio. “El martes tuvimos a dos mujeres que fueron desalojadas [de sus hogares]”, comentó la Sra. Mwabange. «Aún no es ni siquiera el 1 de julio y creemos que aumentará aún más».

«Sentimos que la gente está preocupada», según Pilote, quien observa una «energía de angustia» y «un aumento de los desalojos». El refugio nocturno de la organización, que dispone de 24 camas, está «lleno todo el tiempo» y unas 15 mujeres están en lista de espera cada noche, añade.

No son sólo las personas sin hogar las que asisten al centro de día Chez Doris. Actualmente, el 40% de las mujeres que van allí son propietarias de una casa, pero según Pilote, después de pagarla, sólo les quedan entre 100 y 150 dólares al mes para cubrir sus necesidades.

Todas estas mujeres pueden acudir a la organización Chez Doris para comer, vestirse o ducharse.