La semana pasada, los eurodiputados votaron a favor de los envases ecológicos en la Unión Europea. Creyendo que el reciclaje no es suficiente, la UE se centró en la reutilización y propuso imponer niveles vinculantes de reutilización de envases para cada sector. Y esto en particular para el sector de la restauración. Bruselas había propuesto objetivos ambiciosos en materia de envases reutilizables para la venta de comida para llevar para el 80% de las bebidas y el 40% de los alimentos de aquí a 2040. Pero los eurodiputados finalmente retiraron este aspecto del texto, en favor de una simple obligación de aceptar los envases traídos por los clientes. Una bendición para las cadenas de comida rápida.
El sector de la comida rápida y los fabricantes de papel habían llevado a cabo un intenso lobby en esta dirección, exaltando las ventajas “ecológicas” de los envases de cartón, potencialmente reciclables o procedentes de bosques sostenibles, frente al plástico o la reutilización –que, según ellos, requeriría utilizar más agua y energía. “En cuanto a la economía circular, y en particular a la prevención, la votación en el Pleno ignora la realidad de las cifras (…) ¡el fin de los envases desechables aún está lejos!”, lamentó la ponente (Renew) del texto, Frédérique Ries. La ONG Environmental Paper Network consideró «escandaloso» que «todas las restricciones importantes» estuvieran desapareciendo. “Los pocos que quedan sólo aumentarán el volumen de desperdicio de papel. Se avecina un desastre para los bosques”, añadió.
Desde paquetes hasta tazas de café, los europeos nunca han generado tantos residuos de envases: 188,7 kilos per cápita en 2021, un aumento de 11 kilos en un año, 32 kilos en una década. Y esto con una tasa de reciclaje de sólo el 64% (40% sólo para los envases de plástico), según Eurostat. Para hacer frente a esto, la Comisión Europea ha propuesto una legislación que fija el objetivo de reducir en un 10% per cápita para 2035, en comparación con 2018, el volumen de residuos de envases (-15% para 2040). El texto fue objeto de una batalla en el Parlamento Europeo, que adoptó en sesión plenaria numerosas enmiendas del grupo PPE (derecha) destinadas a debilitar sus disposiciones vinculantes, antes de las negociaciones con los Estados miembros.
Pero los eurodiputados adoptaron exenciones en determinados casos si se alcanza un nivel mínimo de recogida de los envases en cuestión. El sector vitivinícola estaría exento, al igual que los productos con denominación protegida. «Las amplias exenciones hacen que los objetivos de reutilización sean prácticamente ineficaces, una mala señal para los actores del sector emergente» de la economía circular, sin reducir los envases innecesarios, lamenta la coalición de ONG Rethink Plastic Alliance.
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El texto prevé la obligación de que los Estados establezcan un sistema de depósito para las botellas de plástico y las latas de metal, si el índice de recogida de estos residuos no alcanza el 85%, disposición que se mantiene a pesar de la fuerte oposición del PPE. De manera más general, al menos el 90% de los materiales de embalaje (plástico, madera, aluminio, vidrio, cartón, etc.) deberían recolectarse por separado de aquí a 2029. Todos los embalajes vendidos deberían ser reciclables a partir de 2030. es el corazón del texto (… ) Esta legislación supone un importante paso adelante, aunque algunos elementos desaparecieron en el pleno”, estima Pascal Canfin, presidente (Renovación, liberales) de la comisión parlamentaria de Medio Ambiente. El texto fija una tasa mínima de material reciclado en envases de plástico. Pero el reciclaje no es una panacea: los eurodiputados añaden objetivos específicos para reducir los residuos de envases de plástico (-10% para 2030, -20% en 2040). La venta de bolsas de plástico ultraligeras quedaría prácticamente prohibida.
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Esta normativa casi pone en peligro las cajas de Camembert de madera, para las que no existe un canal de reciclaje específico. Para aliviar este punto de tensión, se adoptó una enmienda para que la obligación de reciclaje no se aplique en esta fase a los envases de madera (cajas de Camembert, Mont-d’Or, cestas de ostras, etc.) o de cera (Babybel).
Los eurodiputados también optaron por prohibir la adición intencionada de compuestos polifluoroalquilados (PFAS, apodados “contaminantes eternos”) y bisfenol-A, otro disruptor endocrino, a los envases de alimentos. Se trata de componentes que todavía se utilizan con frecuencia a pesar de las advertencias de los científicos sobre sus efectos nocivos. El texto prevé una lista de envases de un solo uso considerados superfluos y prohibidos a partir de 2030. Ciertamente, el texto parlamentario sigue apuntando a botellas miniatura (champú, gel, etc.) en la hostelería, envases de plástico agrupados o películas retráctiles para maletas. Pero los funcionarios electos eliminaron las restricciones a los envases de plástico para frutas y verduras y a los envases de un solo uso para condimentos.