Un hombre fue condenado el martes 28 de noviembre en Mende a cuatro años de prisión, dos de los cuales con suspensión de la pena, por haber atacado a los bomberos que acudieron a rescatarlo en julio en Blavignac, en Lozère, disparándoles con una pistola de alarma. El acusado compareció ante una sala abarrotada, por haber disparado dos o tres veces contra cuatro bomberos voluntarios, con una pistola de alarma cargada con munición de fogueo que, sin embargo, nada podía distinguir de una Beretta real.
“130 decibeles, ¿eso no significa nada para ti? El umbral del dolor es de 120 dB. 130 dB es el ruido que resonó en los oídos y hasta en las entrañas de los bomberos. Mis requisas estarán a la altura de este revuelo que resuena en toda la sociedad”, advirtió el representante de la fiscalía.
Los servicios de emergencia acudieron al domicilio de este hombre con graves problemas con el alcohol y medicado, que había sufrido un ataque de ansiedad durante el día. Sin embargo, la intervención degeneró cuando el imputado agarró la pistola falsa y disparó contra el jefe de equipamiento quien se negó a arrodillarse, como le había ordenado. Luego, el líder protegió la fuga de sus tres compañeros antes de escapar él mismo.
“Salvar o morir, sí”, insistió el presidente del tribunal, Yves Gallego, “¡pero no morir por haber venido a salvar a alguien!” A pesar de la petición de su abogado, Alain Dibanjo, que pidió “juzgar a un hombre por su perfil, sus errores y sus fragilidades”, pero no “hacerle soportar todos los errores que animan nuestra sociedad”, las solicitudes de el sustituto de la fiscal Magali Espaze, contra “un acto intolerable porque ataca los fundamentos mismos de nuestros valores republicanos”, fueron seguidos por los magistrados.
Fue condenado a cuatro años de prisión, dos de los cuales con suspensión de la libertad condicional, obligaciones de tratamiento por sus adicciones y violencia e indemnización a las partes civiles. También se pronunció la cancelación de su licencia de caza, la prohibición de posesión de armas y la inhabilitación por 5 años.
El director del aparato recibirá 1.500 euros de indemnización por daño moral y sus tres compañeros recibirán 1.000 euros cada uno. Los cuatro declararon que donarían estas sumas a la obra de Pupilles, el orfanato de los bomberos. El Sindicato Departamental de Bomberos deberá recibir un euro simbólico.