Si nunca lo has probado, al menos lo has visto en medio de la sección de productos frescos de tu supermercado. El Skyr, un queso blanco originario de Islandia, es la nueva estrella de los lácteos. Todas las marcas han aprovechado el fenómeno, desde las tradicionales Danone o Yoplait hasta las marcas blancas. Como el buen yogur de siempre, el skyr viene en versión de fruta, vainilla, bajo en grasas o miel, siempre con la misma promesa: rico en proteínas y bajo en grasas, es excelente para la salud.
La asociación de consumidores UFC-Que Choisir ha decidido profundizar en este queso blanco islandés, más allá del barniz publicitario y de sus escandalosas promesas. En una nota titulada “Skyr, ¿una estafa islandesa?”, la asociación comienza señalando que los precios de este producto lácteo “están alcanzando nuevas cotas”, precisando, por ejemplo, que se vende “alrededor de 9 euros el kilo en Monoprix Gourmet y Siggi’s”. marcas, es decir, entre 3 y 6 veces más caro que el queso blanco desnatado.
Una política de precios que plantea interrogantes hasta el punto de que, continúan los autores, “la receta del skyr se parece mucho a la del yogur industrial, excepto por el mayor tiempo de escurrido”. Sin embargo, destaca por su mayor aporte de proteínas que sus vecinos de la sección de frescos: “de media un 30% más que un requesón bajo en grasas”, especifica UFC-Que Choisir. Apoyada por varios expertos, en particular del Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Inrae), la asociación de consumidores afirma que este excedente de proteínas “probablemente no tenga ningún interés para la mayoría de nosotros”, ya que la dieta de los franceses, incluso los vegetarianos, ya es rico en proteínas.
Tenga en cuenta que esta mayor ingesta de proteínas puede resultar beneficiosa para las personas mayores de 60 años. “A partir de los sesenta años, a veces nos faltan proteínas, lo que favorece el desgaste muscular y aumenta el riesgo de pérdida de autonomía con la edad. En este caso, siempre es bueno tomar unos gramos más por ración”, explica un investigador citado por UFC-Que Choisir.
Los especialistas entrevistados por la asociación de consumidores también ponen en perspectiva el llamado “efecto supresor del apetito” de los productos proteicos, tan promocionado regularmente en Internet. Explican que hasta ahora no se ha “demostrado claramente” nada al respecto y que, en cualquier caso, la saciedad sólo se ha observado más allá de un peso significativo de proteínas, que el preparado islandés está lejos de alcanzar.