Retirado el pasado mes de enero a los 37 años, Mahiedine Mekhissi tiene uno de los mejores registros de la carrera francesa de media distancia. Tres medallas olímpicas en 3.000 metros con obstáculos en 2008, 2012 (plata) y 2016 (bronce), dos medallas de bronce en los Campeonatos del Mundo (2011, 2013), pero también cinco títulos europeos adornan su rico palmarés. El currículum del hombre que provocó una ola de indignación el martes con un tuit comparando a Benjamín Netanyahu con Adolf Hitler y acusando a Occidente de “colaboradores” en el conflicto entre Israel y Hamás, debería haber sido aún más extenso.
En 2014, en Zúrich, estuvo a su alcance otro título continental, pero un incidente le costó la victoria en la final. Una de las muchas polémicas que han arruinado una carrera excepcional. Ese día, Mahiedine Mekhissi se encaminaba hacia una tranquila coronación cuando, en la recta final, se quitó la camiseta. Una forma de exultar y celebrar su victoria jugando con el público al que arenga pero que no agradó en absoluto a los organizadores. Su acto, contrario al reglamento, se considera “antideportivo”. El francés perdió su primera plaza por una queja de los españoles. Amargado, respondió de la manera más bella ganando los 1.500 metros dos días después.
De carácter impulsivo, Mahiedine Mekhissi recopiló incidentes en las pistas de atletismo entre 2006 y 2022. Su primer encuentro con la gloria en 2008, en los Juegos Olímpicos de Pekín, también estuvo teñido de cierta amargura. Para sorpresa de todos, ganó la medalla de plata en los 3.000 metros con obstáculos entre dos kenianos, reyes indiscutibles de la disciplina, pero este golpe había suscitado algunas dudas e incluso sospechas de dopaje. “Cuando traes a casa medallas para tu país y te enteras de que te están cortando un traje por detrás, te duele el corazón. (…) Estas acusaciones de dopaje me duelen, son pura malicia y celos”, confiesa a Le Monde, decepcionado por las preguntas que rodean su evolución. “En Francia, en cuanto actúa un norteafricano, lo equiparan con dopaje, lo proclamo alto y claro”, añadió. Mahiedine Mekhissi, octava hija de una familia de origen argelino que vive en Reims, nunca dio positivo hasta su jubilación el pasado enero.
Al año siguiente, destacó por mostrar el rostro de un deportista de temperamento fogoso, irascible por momentos. En el Campeonato del Mundo de Berlín se vio obligado a retirarse a pesar de ser el favorito en los 3.000 metros con obstáculos. Furioso, arrojó una botella de agua contra una barandilla antes de agredir a los medios. “¡No me hables!”, espetó ante los atónitos periodistas. Se disculpó por el arrebato pero en Mónaco, dos años después, sus nervios volvieron a ceder. Se pierde la carrera y al final se pelea con su compatriota Mehdi Baala. Una pelea en el regazo, las imágenes son raras y sobre todo violentas. La Federación Francesa de Atletismo está tomando medidas enérgicas: los dos hombres son declarados corresponsables y reciben una suspensión de diez meses (cinco suspendidos) y tres años de libertad condicional.
Evidentemente, el campeón de Francia, que lamentablemente se distinguió una vez más en 2012, no aprendió la lección, justo antes de ser objeto de una denuncia por violencia intencionada presentada por un director del CREPS (Centro Regional de Educación Popular y Deporte) de Reims. Mahiedine Mekhissi no negó el altercado pero aseguró que no se habían producido golpes. El fiscal finalmente optó por la mediación penal entre el deportista y el denunciante.
En el Campeonato de Europa de Helsinki ganó la final. Un triunfo empañado por su incomprensible actitud cuando la mascota del evento se acerca a él entregándole un regalo. El francés golpea violentamente la mano del adolescente escondido bajo el disfraz y la empuja con ambos brazos. Las imágenes son impactantes. Mahiedine Mekhissi se disculpará asegurando al mundo que su gesto “no fue en absoluto malo”.
Dos años antes, otra mascota, la del Campeonato de Europa de Barcelona, también había sido víctima de la geometría variable del estado de ánimo del piloto subido a lo más alto del podio. Luego de ser levantado por el personaje, lo empujó al suelo, derribándolo. Una nueva escapada que no hizo más que profundizar la incomprensión entre el público francés y el deportista, considerándose no querido e incomprendido. Desde el martes y su publicación en Twitter, la brecha entre los dos partidos no ha hecho más que ampliarse.
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