Fue, en 1953, en Lorsgey (Côte-d’Or). La Société d’embossissement de Bourgogne (SEB) inventó la Cocotte-Minute, origen de su éxito. Desde entonces, SEB ha vendido 75 millones en todo el mundo. Símbolo de productos robustos, a prueba de pinchazos y reparables, la Cocotte-Minute aún sale de la histórica fábrica del grupo. Cada año se fabrican 800.000 unidades y el 40% se exporta a un centenar de países. Es en este lugar simbólico del saber hacer francés donde Christophe Béchu, Ministro de Transición Ecológica, y Roland Lescure, Ministro Delegado de Industria, lanzaron su estrategia de reparación. Objetivo: “La lucha contra la obsolescencia programada”, según Christophe Béchu.

El bono de reparación, destinado a animar a los particulares a reparar sus productos defectuosos, será “simplificado, ampliado y aumentado” el 1 de enero. Serán elegibles veinticuatro nuevos productos, lo que eleva el total a setenta y tres. El criterio de “rotura accidental” (pantalla del teléfono inteligente rota, manija de la lavadora rota, etc.) se irá admisible gradualmente. Se descontarán 25 euros de la factura del consumidor cuando reparen la pantalla rota de su smartphone. El impulso gubernamental se incrementará en cinco euros para más de una veintena de productos y se duplicará para otros cinco: lavadoras, lavavajillas, secadoras, televisores y aspiradoras. Suficiente para permitir que más productos puedan presumir de tener “un ADN de reparabilidad”, como afirma SEB.