Los hoteleros, que en su mayoría viven en la nube desde hace meses (gracias a una buena tasa de ocupación y a un fuerte aumento de los precios desde Covid), están volviendo a la batalla. En una carta enviada el jueves a Élisabeth Borne, Didier Chenet, presidente del Grupo de Hoteles y Restaurantes de Francia (GHR), informó al Primer Ministro de “la oposición total de los hoteleros parisinos y de Isla de Francia al proyecto de acuerdo destinado a garantizar la financiación de ampliaciones de líneas de metro y RER, así como de la futura red Grand Paris Express. Un proyecto que supondrá triplicar la tasa turística para ellos.

Este impuesto pasaría de 2 euros a 6 euros por una habitación en un hotel de 1 estrella. De 2,26 euros a 6,78 euros, para un 3 estrellas. Y de 10 euros a 30 euros en un palacio. “Semejante aumento es colosal, nunca visto en la historia de los impuestos, que yo sepa, y por lo tanto totalmente inaceptable”, afirma indignado Didier Chenet. En términos porcentuales, una habitación para dos personas de 50 euros estaría sujeta a un gravamen del 12% según el GHR, cuando ya está gravado con un 4%.

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“Esta medida desastrosa terminaría arruinandonos y “desnudando a Peter para vestir a Paul” (el Estado subvencionaría así la región de Île-de-France…)”, continúa el profesional. Tras asegurar que el Mundial de Rugby no benefició a la hotelería regional sino a Airbnb, Didier Chenet también se muestra alarmado por el estado de las reservas para los Juegos Olímpicos, que califica de «desastroso».

En estas condiciones, ruega a Élisabeth Borne que “se oponga a la adopción de enmiendas al proyecto de ley de finanzas que permitan la aplicación de estos aumentos inicuos que (les repugnaron). Una petición que lamentablemente tiene muchas posibilidades de quedarse en letra muerta. De hecho, el miércoles pasado, la Primera Ministra asumió la responsabilidad de que su gobierno aprobara en la Asamblea un proyecto de ley de finanzas que contenía una enmienda que validaba este aumento de la tasa turística.