El Estado y el consejo departamental de Cantal fueron condenados el miércoles a pagar 50.000 y 20.000 euros respectivamente a un hombre por el daño sufrido por haber creído, toda su vida, haber nacido bajo X cuando no era así. “No se ha garantizado el respeto a la vida privada, que exige que cada uno pueda establecer los detalles de su identidad como ser humano (incluida la filiación),”, afirma el Tribunal de Apelación de Riom (Puy-de -Dôme) en su sentencia consultada por la AFP.

Así, “el Sr. (Jean-Pierre) Vidal recibirá la suma de 70.000 euros en concepto de indemnización por sus daños. Se condenará al departamento de Cantal a pagar la suma de 20.000 euros al Sr. Vidal y al Estado la suma de 50.000 euros. «El tribunal de apelación falló a mi favor y estoy satisfecho de que el daño sea reconocido aunque nunca será reparado», reaccionó el demandante a la AFP.

Nacido el 4 de septiembre de 1956 en Saint-Flour (Cantal), Jean-Pierre Vidal fue abandonado por su madre, que atravesaba dificultades económicas, y luego fue confiado a una niñera. Alrededor de los ocho años descubrió que esta niñera no era su madre biológica. Tuvo varias familias de acogida, antes de ser trasladado de casa en casa y luego encontrarse en la calle a la edad de 16 años. Intenta varias veces averiguar la identidad de sus padres, pero sus interlocutores de la DDASS, antecesor de la ASE (Asistencia Social a la Infancia), le aseguran que nació bajo y por tanto no tiene derecho a acceder a su expediente.

En 2019, una inspectora intrigada por su situación contactó al Consejo Nacional de Acceso a los Orígenes (CNAOP) y llegó la respuesta: la identidad de su madre biológica no está amparada por el secreto. Pero es muy tarde. Su madre murió de cáncer en 1996.

“Los errores cometidos por el Estado y el departamento resultaron en que el señor Vidal no pudo, antes de cumplir 63 años, conocer sus orígenes, inscribirse en un linaje y simplemente poner su nombre como familiar un rostro en el que pudiera posiblemente se encuentre”, subraya el tribunal estimando que “este daño es real, directo y cierto”.

En abril de 2022, una primera decisión del tribunal de Aurillac condenó al Estado a pagarle 15.000 euros y al departamento 5.000 euros. El señor Vidal apeló. Su abogado, Jacques Verdier, denunció un «error», señaló la «malicia de un cierto número de personas de la administración» y mencionó «daños extraordinarios» por los que exigió una indemnización de 400.000 euros.

Los defensores del Estado y del departamento –que recuperó la competencia sobre la protección de los niños en los años 1980– habían reconocido su responsabilidad pero rechazaban cualquier malicia.