El término elegido es fuerte. La evacuación forzosa de miles de pacientes del norte de Gaza a establecimientos saturados en el sur del territorio podría ser «el equivalente a una sentencia de muerte», advirtió el sábado por la noche la Organización Mundial de la Salud (OMS). El ejército israelí ordenó a todos los residentes del norte del territorio, incluidos los enfermos y heridos, que se dirigieran al sur para una intervención terrestre contra Hamás, una semana después del sangriento ataque lanzado por este.

«La OMS condena enérgicamente las repetidas órdenes israelíes de evacuar 22 hospitales que atienden a más de 2.000 pacientes en el norte de Gaza», afirmó la agencia de la ONU en un comunicado, publicado en su sede en Ginebra. Trasladar a 2.000 pacientes al sur de Gaza, «donde las estructuras sanitarias ya están al máximo de su capacidad y son incapaces de absorber un aumento considerable del número de pacientes, podría equivaler a una sentencia de muerte», estima.

Más de 1.300 personas fueron asesinadas por comandos de Hamás, en su mayoría civiles, incluidos niños, y al menos 120 personas fueron tomadas como rehenes, según funcionarios israelíes. La poderosa respuesta israelí mató a más de 2.200 personas, entre ellas más de 700 niños, en la Franja de Gaza, un territorio pobre controlado por la organización islamista. Según Hamás, dejó más de 8.700 heridos.

“La evacuación forzosa de pacientes y trabajadores sanitarios agravará aún más la actual catástrofe humanitaria y de salud pública”, señala la OMS. Los pacientes gravemente enfermos, en cuidados intensivos o en diálisis, los recién nacidos en incubadoras, las mujeres embarazadas que sufren complicaciones «todos corren el riesgo de un deterioro inmediato de su estado o de la muerte si se ven obligados a desplazarse y se ven privados de cuidados vitales durante su evacuación», advierte la agencia. .

Los trabajadores de la salud en el norte de Gaza enfrentan “decisiones desgarradoras” entre abandonar a sus pacientes, ponerlos en riesgo de muerte al trasladarlos o arriesgar sus propias vidas al permanecer a su lado. «De manera abrumadora, los trabajadores sanitarios optaron por quedarse y ser fieles a su juramento de «no hacer daño»», subraya la OMS.