Unos 20 millones de franceses, menos de un tercio de la población, deberían beneficiarse antes de finales de año de una solución de clasificación de biorresiduos implementada por sus comunidades como exige la ley, afirmó Ademe el martes. La Ley Antirresiduos (Agec) de 2020 prevé que a partir del 1 de enero de 2024, las comunidades ofrecerán a sus ciudadanos una solución de clasificación en origen de sus residuos orgánicos (residuos verdes, residuos de alimentos).

Los biorresiduos representan hoy 80 kg por habitante y año, o un tercio de los residuos domésticos (basura gris). Compuestos en un 60% por agua, son difíciles de quemar y su almacenamiento genera emisiones contaminantes.

Dada la preparación desigual de un territorio a otro, alrededor de 20 millones de usuarios recibirán una solución hasta finales de 2023, y 34 millones deberían recibirla hasta finales de 2026, indicó Karine Filmon, jefa del servicio de desarrollo tecnológico de residuos en Ademe, durante la exposición Pollutec. “Si a esto le sumamos una cuarta parte de la población que actúa” individualmente (compostadores de jardín, etc.), esto hace que, a finales de 2026, “el 75% de la población estará involucrada y contribuirá así a desviar estos residuos” de incineración o eliminación, almacenamiento en vertederos, subrayó. Para ella, “la entrada en vigor (de la ley) en enero de 2024, sabemos que no estaremos allí, pero vamos por buen camino”.

Sin embargo, “poner en marcha una solución lleva de uno a tres años”, subrayó, tiempo para experimentar, para elegir entre las soluciones (recogida puerta a puerta, compostadores compartidos, etc.). Para las comunidades que aún no están comprometidas, “es hora de preocuparse por ello”. «Existe un verdadero desafío para cuidar estos sectores y promoverlos», subraya Karine Filmon, recordando que los residuos orgánicos pueden utilizarse para producir gas o incluso insumos. Económicamente, su recuperación permite también evitar el coste cada vez más elevado del tratamiento en vertedero.