Los aficionados al rugby esperaban suspenso, pero no fue así. Al final de un partido unilateral, Irlanda aplastó a Escocia (36-14), con seis tries en el cronómetro, para alcanzar los cuartos de final donde la esperan los All-Blacks.
En este encuentro que parecía de octavos de final, donde el Chardon XV aún podía soñar con la clasificación, bastaron 62 segundos para que el extremo James Lowe anotara el primer try y comenzara idealmente la velada de su equipo. A pesar de un destacado escocés en los 22 metros contrarios, al cuarto de hora de juego, los hombres de Andy Farrell aceleraron y el lateral Hugo Keenan está concluyendo una precisa jugada de tres cuartos (25º). Luego, Ian Henderson desató su poder para aplanar con fuerza la línea (31º). El Clover XV incluso logra el punto justo antes del descanso al obtener el bono ofensivo con un doblete de Hugo Keenan. 26 a 0 a mitad del partido, la misa ya estaba dicha.
Al regresar del vestuario, la nación líder del rugby mundial continuó su recital con los mismos estándares y Dan Sheehan, colocado en la banda durante una larga secuencia, fue a anotar el quinto try de su equipo (46º). Sin ayuda de la tarjeta amarilla recibida por Ollie Smith por una zancadilla evitable sobre Jonathan Sexton (42º), los escoceses concedieron un sexto try a través de Garry Ringrose (56º), recibiendo un maravilloso centro al pie del sustituto Jack Crowley. Muy por delante en el marcador (36-0), los irlandeses se relajaron un poco a la hora y concedieron dos tries seguidos de Ewan Ashman (64º) y Ali Price (36º). Un estallido de orgullo demasiado tarde para Escocia que, por tanto, sale por la puerta trasera.
Irlanda, por su parte, acabó primera del grupo B, con cuatro victorias en otros tantos partidos, y se enfrentará así a Nueva Zelanda en cuartos de final el próximo sábado en el Estadio de Francia (21 horas). Su subcampeón, Sudáfrica, se enfrentará a los Bleus al día siguiente, en un escenario dionisíaco.