Un preso de 63 años fue condenado el viernes 6 de octubre en Toulouse a cadena perpetua por reincidencia, tras matar a un ex compañero de prisión de 56 años en 2019. «Por tercera vez mató a alguien que no representaba ningún peligro para él, queremos que este hombre permanezca en prisión», declaró el viernes por la mañana el fiscal general Pierre Aurignac ante el tribunal de lo penal, antes de solicitar la pena de cadena perpetua.
Por la parte civil, Guy Debuisson denunció “la ferocidad” del acusado, que se encontraba en libertad condicional en el momento de los hechos. El cuerpo de la víctima, asesinada por una decena de martillazos en la cabeza en octubre de 2019, fue descubierto semidesnudo por unos caminantes en el bosque de Bouconne, en las afueras de Toulouse.
Personalidad psicópata según los expertos, el acusado, que había intentado disfrazar de delito sexual el asesinato de su ex compañero de celda, a quien debía dinero, dijo que «no podía vivir fuera de (su) prisión». Pierre Dunac, uno de los abogados defensores, elogió el viernes por la noche un veredicto «con una dimensión humana», ya que los miembros del jurado no asociaron ninguna sentencia de seguridad ni ningún seguimiento sociojudicial a la pena máxima.
El autor del asesinato salió de prisión en enero de 2019, tras siete condenas, incluida una de cadena perpetua en 1986, por homicidio y robo a mano armada. A finales de octubre de 2019, el día después de este nuevo asesinato, fue detenido de nuevo en su domicilio, en particular gracias a unas imágenes de vídeo que lo mostraban recogiendo a la víctima en coche cuando ésta se dirigía al trabajo.
Los dos hombres se habían cruzado dos veces en prisión y también en una asociación de reinserción. El hombre asesinado se encontraba en semilibertad y trabajaba en una asociación de reinserción, tras haber sido condenado en 1993 por el Tribunal de lo Penal de Oise a cadena perpetua por “violación a punta de pistola”.