«Compre el rumor, venda la noticia». Apple definitivamente suscribe este dicho querido por Wall Street. Si bien presentó su última incorporación, el iPhone 15, a mediados de septiembre, el grupo ha experimentado una caída en su desempeño en la Bolsa de Nueva York desde su discurso anual de regreso a clases. Ciertamente, esta pausa sigue al período habitual de frenesí que rodea las últimas semanas de prelanzamiento, durante las cuales abunda la especulación sobre las nuevas características esperadas. La edición de 2023 no fue una excepción: desde el 1 de septiembre, las acciones de Apple han bajado alrededor de un 10%.

Pero si lo miramos más de cerca, este año hay un aroma diferente que probablemente no sea del agrado de Apple. Desde hace varios días, el iPhone 15 está en el punto de mira de una polémica lo suficientemente importante como para obligar a su fabricante a salir a la luz sobre el tema. En las redes sociales y foros de consumidores, desde el lanzamiento del iPhone 15 se han ido acumulando testimonios que denuncian un sobrecalentamiento anormal del dispositivo. La temperatura solía superar los 40°C, lo que dificultaba su manipulación.

Ante el problema, Apple primero recordó que algunos iPhone podrían calentarse en los primeros días de configuración, mientras que el dispositivo debe descargar todos los datos del propietario y las actualizaciones. Sin embargo, el grupo reconoció que la última versión de su sistema operativo, iOS 17, contenía una anomalía de software que contribuía al calentamiento del dispositivo. Pronto se solucionará el problema. Ciertas aplicaciones desarrolladas por terceros, como Uber o Instagram, también han contribuido a provocar una «sobrecarga del sistema», y Apple indicó que está trabajando con estos «desarrolladores en soluciones que se están implementando actualmente».

Sin embargo, el grupo de Tim Cook niega cualquier problema de diseño, el uso de materiales como el titanio o un nuevo chip diseñado por su socio taiwanés TSMC. Tantas posibles causas planteadas por los analistas. Por último, cabe recordar que al utilizar el dispositivo a máxima potencia, o al utilizar cables de carga inadecuados, el smartphone puede calentarse.

Este problema de lanzamiento, que no es el primero en un modelo de iPhone, llega en un momento que ya es un poco delicado para Apple. En el contexto de una inflación galopante que aleja a los consumidores de los teléfonos inteligentes, algunos analistas temen que los niveles de ventas no estén ahí. Sin embargo, el grupo californiano cuenta con su último modelo para revivir después de una caída de las ventas de iPhone del 2% en el último trimestre con respecto al año pasado.

Si ha compensado esta caída con ingresos cada vez mayores en su división de servicios (Apple TV, Música, Arcade, Pay), el grupo necesita su locomotora. La gama iPhone sigue representando la mitad de sus ingresos y buena parte de la base instalada de productos sobre los que la firma americana vende precisamente estos servicios.

Para Apple, estas nubes se suman a la gran incertidumbre proveniente de China. A principios de septiembre, varios medios informaron del cambio de tono de Pekín hacia el fabricante estadounidense, históricamente salvado de la guerra comercial chino-estadounidense. Los productos Apple ahora están prohibidos para los funcionarios y las administraciones locales, según informa este medio. Si bien Pekín refutó cualquier prohibición selectiva, el ejecutivo mantuvo sus dudas al plantear incidentes de seguridad relacionados con el iPhone y al indicar que el país estaba abierto a las empresas siempre que respetaran las «leyes y reglamentos». Con 74.200 millones de ventas de productos y servicios el año pasado (19% del total), China, que también ensambla el 95% de los iPhone del grupo, es un mercado estratégico para Apple.