Miedo a tener dolor, miedo al diagnóstico, ausencia de síntomas… muchas mujeres se preocupan por hacerse la mamografía. Tanto es así que algunas incluso se niegan a realizar este examen, aunque es muy recomendable para prevenir el cáncer de mama.

Esto es lo que revela una encuesta de la Liga contra el Cáncer publicada el martes 26 de septiembre con motivo de la campaña anual Octubre Rosa. Revela que menos de una de cada dos mujeres francesas, de entre 50 y 74 años, se hizo una mamografía en 2022 y que el 12% (o más de un millón de mujeres) ni siquiera se hicieron la prueba.

Sin embargo, el cáncer de mama afecta a una media de 60.000 mujeres al año y mata a unas 12.000 cada año, según un informe de Public Health France (SpF), publicado el 12 de junio. La Liga Contra el Cáncer también informa que el 80% de los cánceres de mama se desarrollan después de los 50 años y que la edad media de diagnóstico es de 64 años. Es en este grupo de edad decisivo para la enfermedad cuando los médicos y las instituciones médicas de alto nivel recomiendan encarecidamente que las mujeres se sometan a pruebas de detección.

Como recordatorio, se recomienda que todas las mujeres entre 50 y 74 años se realicen una mamografía cada dos años, incluso en ausencia de síntomas o riesgo particular.

Anne-Marie, de 75 años, ya no se hace mamografías porque no se siente preocupada. “Siempre tuve la sensación de que no corría ningún riesgo”, testifica Varoise. Al igual que ella, el 34% de las mujeres encuestadas no se hacen la prueba por ausencia de síntomas. Sin embargo, la septuagenaria había realizado “dos o tres mamografías” cuando se lanzó la campaña gubernamental a principios de los años 2000. Pero con el paso de los años decidió no hacerlo más y justifica su elección: “He estado poco expuesta a las hormonas, no No tomé la pastilla durante mucho tiempo y rechacé los tratamientos hormonales cuando llegó la menopausia.

Pero para Michaël Grynberg, ginecólogo obstetra y profesor del centro hospitalario universitario Antoine Béclère, estos argumentos son sólo una forma de «comprar una buena conciencia» y se deben a una «falta de información» sobre el tema. “Numerosos estudios establecen que las hormonas, como las de la píldora, no están relacionadas con el cáncer de mama”, informa antes de añadir que “las píldoras incluso ayudan a prevenir ciertos cánceres como el de ovario”.

Anne-Marie también explica su elección por el hecho de que, cuando tenía 20 años, en los años 1970, “pocas personas padecían cáncer de mama como hoy”. Según SpF, las tasas de incidencia se duplicaron entre 1990 y 2018, pasando de 29.970 a 58.400 casos anuales, es decir, un 1,1% anual de media. Esto se explica por “la implementación del cribado masivo de la enfermedad”, contextualiza Michaël Grynberg, quien recuerda que “la curamos cada vez mejor, precisamente gracias al cribado”. Al detectarse a tiempo, el cáncer de mama se cura en el 90% de los casos, informa la Liga Contra el Cáncer.

Pero algunos sólo tienen en cuenta el dolor que provoca este examen. “Es una barbaridad y extremadamente doloroso”, denuncia Christelle. El 20% de las mujeres encuestadas también opina lo mismo. “Este verano le pedí al radiólogo que dejara todo porque ya no podía soportar el dolor”, dice antes de añadir: “Entiendo que algunas mujeres no se hagan el examen por eso”.

A Sophie* le gustaría hacerse la prueba, pero lamenta la falta de citas disponibles para hacerlo. “Llevo dos años luchando para conseguir un nombramiento”, confiesa la mujer bretona. Visité todos los centros médicos en un radio de 150 kilómetros a la redonda. Y nada. Es una vergüenza.» Tan pronto como se ponen en línea, las citas se “reservan rápidamente”, se enoja. A falta de una solución, “está pensando seriamente en aprovechar una visita familiar a Borgoña para concertar una cita en Nevers”. La encuesta de la Liga indica que para el 10% de las mujeres francesas encuestadas, los centros de detección están simplemente demasiado lejos de sus hogares.

Lejos de luchar por conseguir una cita para hacer el examen, Stéphanie simplemente piensa que las campañas de detección “son inútiles”. El 11% de las mujeres encuestadas comparte esta opinión. Según esta mujer de 54 años, las cartas recordatorios de mamografías que envía la Seguridad Social a todas las mujeres a partir de los 50 años suponen un “gasto innecesario”.

Stéphanie se niega a realizar el examen desde hace más de siete años. Se justifica por un motivo que no aparece en la encuesta: el miedo a los rayos emitidos por el mamógrafo. “He leído muchos estudios y artículos científicos que hablan de los riesgos de desarrollar cáncer, precisamente a través de la mamografía”, testifica.

“Los tejidos mamarios son radiosensibles”, coincide Michaël Grynberg. Sin embargo, se ha evaluado el equilibrio de beneficios y riesgos. Hacer una mamografía sólo se vuelve peligroso cuando “empiezas a hacerla a los 20 años y cada año. Los estudios muestran un aumento de los cánceres inducidos por la radiación cuando las mujeres lo hacen con todas sus fuerzas”, explica la ginecóloga.

Preocupada por este pequeño riesgo, Stéphanie prefiere los “autoexámenes”. “Antes esta práctica se aprendía de generación en generación”, lamenta este cincuentón. Por tanto, decidió perpetuar esta tradición con sus hijas. “La autopalpación es el primer medio de detección”, comenta Michaël Grynberg. Pero esto sigue siendo una práctica arcaica que no detecta las etapas del cáncer demasiado tarde”. Así, el ginecólogo recuerda que el cribado mediante mamografía sigue siendo la mejor solución para detectar la enfermedad lo antes posible.

*El nombre ha sido cambiado.