Tenga cuidado con los que lleguen tarde, ahora tendrá que estar muy atento para encontrar su carro. En una misma vía pueden aparcar dos trenes uno detrás de otro, con diferente destino u origen. El objetivo es aumentar el tráfico entre un 20 y un 30 % y “evitar tener una estación saturada en las horas punta”, explica Maxime Boisson, que trabaja en la dirección territorial de la SNCF en la red de Bretaña y Países del Loira.

Para implementar esta iniciativa, la estación de Rennes, por la que pasan 60 trenes TGV y 230 TER diarios, tuvo que realizar algunas obras, sin construir nuevos andenes. La estación permaneció cerrada durante 23 horas, desde el pasado sábado hasta el domingo. Cuando abrió, los viajeros pudieron ver los cambios en la señalización de los diez carriles con marcadores escritos en letras mayúsculas. En las vallas publicitarias también se han añadido estos marcadores con el destino, hora y número de carril. Coste de la operación: 12,7 millones de euros, repartidos entre la Región, la metrópoli de Rennes, el Estado y SNCF Réseaux. «Si hubiéramos construido un nuevo muelle, habría costado entre dos y tres veces más», señala Maxime Boisson.

Si algunos viajeros están un poco desconcertados por estos cambios, el grupo ferroviario ha contratado agentes adicionales para acompañarles durante quince días en la estación de Rennes. Dentro de dos meses, será el turno de la estación de Annemasse, en Alta Saboya, de adoptar este sistema. Este último también se inspiró en un sistema similar utilizado en Colonia, Alemania. De aquí a 2030, otras estaciones francesas podrían inspirarse en nuestros vecinos alemanes, como Grenoble, Angers, Lyon Part-Dieu o Nantes.