Le Figaro Niza

Desde el 8 de febrero, aparecen mensajes en las cabinas rojas de los bomberos de los Alpes Marítimos. “Bomberos envenenados, exhaustos, en huelga” o incluso “Héroes en quimioterapia”, se lee en los distintos vehículos de servicio. Una movilización discreta, ya que los bomberos de la Riviera continúan cumpliendo sus misiones, pero que refleja una verdadera preocupación subyacente por los riesgos de enfermedades y, en particular, de cáncer a los que están expuestos.

Más del 90% de los bomberos de Maralpine siguen el movimiento, indica André Goretti, representante de la Federación Autónoma, el primer sindicato de los servicios departamentales de bomberos y salvamento (SDIS). Advierte que la huelga no terminará pronto. “No somos carne de cañón”, insiste para desafiar y hacer llegar el mensaje.

Detrás de esta movilización, los bomberos esperan concienciar sobre los riesgos que corren al enfrentarse a las llamas a diario y la poca protección que tienen a cambio. André Goretti cuenta con «demasiados colegas» que padecen cáncer, «y a menudo jóvenes», explica con desolación. “Evidentemente, a menudo nos hacemos preguntas”, insiste el bombero de Antibes, recordando que estas demandas “ datan pero todavía no han sido escuchadas”.

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Para ellos, ya no hay duda de que los bomberos se ven afectados más que otras profesiones por enfermedades graves por estar en contacto con productos tóxicos y potencialmente contaminantes. Los retardantes de llama específicos en materiales de madera o incluso los bifenilos policlorados (PCB), “sustancias que nos envenenan, así lo han demostrado estudios científicos”, molesta André Goretti.

Un documental emitido la semana pasada en France 5 titulado Vert de rage, la contaminación lentamente, finalmente ha aumentado la ira y la preocupación en las filas de los bomberos. En los Alpes Marítimos, las batallas que hay que librar contra el aumento de los incendios forestales ya no son tranquilizadoras. «Nos falta protección para nuestras vías respiratorias», explica André Goretti.

«Cuando me diagnostican esta enfermedad es como una bofetada, me pregunto si mi carrera no se detendrá de repente», declaró el martes el suboficial jefe Florent Lavaca en France Bleu Azur. Aunque asuman los riesgos ligados a su profesión, los bomberos no creían que pudieran ser “consumibles ni siquiera en nuestra carne”, explicó nuevamente en la radio local.

Con este movimiento, seguido también en el territorio vecino de Var, los bomberos quieren que el gobierno legisle para obtener una mejor atención. André Goretti toma el ejemplo de otros países (Estados Unidos, Suecia o incluso Bélgica) en los que se reconocen más enfermedades profesionales relacionadas con el ejercicio de esta profesión, a diferencia de Francia, donde sólo se hace referencia al cáncer de pulmón. Para ello, escribieron a todos los parlamentarios del departamento.