L’équipe de l’opposant politique russe affirme ce samedi 17 février que le corps d’Alexeï Navalny n’est pas à la morgue de la ville arctique de Salekhard indiquée par les autorités russes, après leur avoir demandé que sa dépouille leur soit remise «inmediatamente». Ayer, la madre del activista fue informada formalmente de la muerte repentina de su hijo el viernes en prisión.

“El abogado de Alexei y su madre llegaron a la morgue de Salekhard. Estaba cerrado, a pesar de que la colonia (penitenciaria) había asegurado que estaba funcionando y que el cuerpo de Navalny estaba allí. El abogado llamó al número de teléfono que estaba en la puerta. Le dijimos que era el séptimo en llamar hoy y que el cuerpo de Alexei no estaba en la morgue”, dijo en X (ex Twitter) la portavoz del oponente, Kira, Iarmich.

El equipo del principal opositor ruso Alexei Navalny, fallecido en prisión según las autoridades, acusó el sábado a los «asesinos» de intentar «cubrir sus huellas», y los investigadores se negaron a entregar sus restos a sus familiares.

“Es obvio que los asesinos quieren borrar sus huellas. “Por eso no entregan el cuerpo de Alexei e incluso se lo ocultan a su madre”, dijo el equipo de Navalny en Telegram.

El principal opositor del Kremlin murió a la edad de 47 años en la colonia de «régimen especial» IK-3, situada en el distrito autónomo de Yamalo-Nenets, a sesenta kilómetros más allá del Círculo Polar Ártico. En un lacónico comunicado de prensa, el FSIN, el servicio penitenciario, anunció el viernes al mediodía que Alexei Navalny “se sintió mal después de un paseo y casi inmediatamente perdió el conocimiento”.

«Un empleado de la colonia (penitenciaria) dijo que el cuerpo de Alexei Navalny estaba en Salekhard», localidad de la región ártica rusa donde se encontraba su prisión, y que había sido llevado por «investigadores» para «realizar una ‘investigación'», indicó el opositor. portavoz, Kira Iarmich.

«Exigimos que el cuerpo de Alexei Navalny sea entregado inmediatamente a su familia», añadió, precisando que las autoridades penitenciarias habían entregado a su madre, Lyoudmila Navalanïa, un documento «oficial» que confirmaba la muerte.