Los inmigrantes rechazados del derecho de asilo en Italia deberán pagar una fianza de 5.000 euros bajo pena de ser enviados a un centro de detención mientras se examina su recurso, prevé un decreto publicado en el Diario Oficial, que motivó el viernes la condena de la izquierda. -Oposición de ala.

Esta garantía financiera de exactamente 4.938 euros, calificada de “rescate” por el diario de izquierda La Repubblica, debería cubrir los gastos de alojamiento y manutención de una persona durante un mes, así como los gastos de repatriación en caso de rechazo definitivo de su solicitud.

Se exigirá a las personas que han intentado evadir los controles fronterizos, así como a aquellas que proceden de un país llamado «seguro» y que, en principio, no pueden, por tanto, solicitar asilo. Si el solicitante “desaparece indebidamente”, se le retirará el depósito que haya pagado, precisa el texto.

La medida fue duramente criticada por la izquierda. «En materia de inmigración, el Gobierno ya había perdido la cara, ahora está perdiendo su dignidad al llenar las arcas [del Estado] a costa de la desesperación de la gente», lamentó el diputado demócrata Emiliano Fossi. “Trata de personas institucional”, criticó Riccardo Magi, secretario nacional del partido centrista Europa.

Este decreto aparece pocos días después del anuncio del gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni de su intención de aumentar a 18 meses el período máximo de internamiento de los solicitantes rechazados, frente a los 40 días renovables actuales (138 días como máximo).

De este modo, el ejecutivo pretende disuadir las salidas del norte de África y evitar que las autoridades italianas se vean obligadas legalmente a liberar a los extranjeros sujetos a una decisión de expulsión a la frontera en caso de que el procedimiento de expulsión no haya tenido éxito en el plazo previsto.

Desde el 11 de septiembre, Italia ha registrado más de 15.000 llegadas a sus costas de inmigrantes procedentes de la costa norteafricana, la mayoría de ellos desembarcando en la isla de Lampedusa, cuyas instalaciones de acogida se han visto saturadas. Desde principios de año, su número es de casi 130.000, frente a 68.200 en 2022 durante el mismo período, según el Ministerio del Interior.