Es una ligera caída, pero una caída al fin y al cabo. Por primera vez desde 2021, el instituto NielsenIQ observa una caída de los precios en los supermercados, del 0,52% en septiembre respecto a agosto. En meses anteriores, los precios sólo se mantuvieron estables (0,1%), a pesar de los esfuerzos del gobierno por bajarlos.
El ministro de Economía, Bruno Le Maire, lleva varios meses pidiendo a los fabricantes que vuelvan a contactar con sus clientes distribuidores para bajar sus precios. Aunque el resultado no esté a la altura de las expectativas y la tasa de inflación de los productos alimentarios siga rondando el 11% en un año e incluso el 20% en dos años, «hay que admitir que algunos industriales se han esforzado», señala Emmanuel Fournet, consultor en NielsenIQ. Entre junio y finales de agosto, de 20.000 productos de las principales marcas nacionales, la mitad vio caer su precio. La caída de los precios observada en septiembre es más marcada para los productos de marca nacional (-0,7%) que para los de marca blanca (-0,3%).
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Como era de esperar, las caídas más fuertes se observan en los productos que incorporan una materia prima cuyo precio ha caído. El precio de la pasta (1,16%) se beneficia así de la caída del precio del trigo. El de los alimentos congelados (-3,36%) refleja la caída de los precios de la energía, de la que son grandes consumidores.
Este movimiento debería aumentar. A petición de Bruno Le Maire, fabricantes y distribuidores han elaborado una lista de 5.000 productos cuyos precios deberían permanecer estables o bajar hasta finales de año. También se ha adelantado la fecha de las negociaciones comerciales anuales entre fabricantes y distribuidores. Sin embargo, varios distribuidores dieron la alarma el miércoles: estas negociaciones podrían dar lugar a nuevos aumentos.
Thierry Cotillard, el jefe de los Mousquetaires, escuchado el miércoles en la Asamblea Nacional, consideró legítimo pedir a sus proveedores una reducción de sus precios de entre el 2% y el 5% para el año 2024.