Enviado especial a Evreux,

Bajo la mirada de los “Rinocerontes”, Sébastien Lecornu y Boris Pistorius dan fe de su determinación política. Los ministros francés y alemán viajaron el jueves a la base aérea 105, cerca de Evreux, donde se encuentra el escuadrón de transporte franco-alemán, para «soltar el freno» que mantenía paralizado el futuro proyecto de tanque MGCS (Main Ground Combat System).

Calmado por las disensiones entre los industriales RheinMetall, KMW y Nexter y por las diferencias de opinión entre los equipos, el MGCS tiene mala reputación. Pero frente a las tripulaciones de los aviones C130J, cuyo código operativo hace referencia, en un juego de palabras, al Rin y al Rin, los ministros buscan la martingala de una cooperación que funcione. El escuadrón de transporte, aunque todavía está en sus inicios, pretende poder realizar misiones conjuntas. Al frente, el coronel Nicolas habla de construir una “mentalidad de una nación”, un espíritu común, y elogia la robustez del C130J, un avión de diseño estadounidense.

De regreso a la tierra, el Ministro de las Fuerzas Armadas y su homólogo quisieran dar pasos adelante en el MGCS. Lanzado en 2017 por el presidente Emmanuel Macron y la canciller Angela Merkel en paralelo al proyecto del avión SCAF, el MGCS debe ofrecer un sucesor a los tanques Leclerc y Leopard2. Sin embargo, respaldados por el éxito del Leopard, RheinMetall y KMW han mostrado poco entusiasmo en su cooperación con Nexter en el consorcio KNDS. “MGCS no será un nuevo Leclerc y no será un nuevo Leopard”, insistió Sébastien Lecornu. A su lado, Boris Pistorius asiente.

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El jueves, los estados mayores francés y alemán acordaron, en un documento firmado oficialmente pero que no se ha hecho público, las capacidades operativas que necesitarán sus ejércitos terrestres en el horizonte 2040-2045 fijado en el MGCS. Los puntos de vista son a priori divergentes: Francia busca un sistema de combate modular y ligero, Alemania sigue siendo adepta a los tanques pesados. ¿Puede la guerra en Ucrania cambiar los enfoques? “Este documento presagia cuáles serán las especificaciones”, insistió el Ministro de las Fuerzas Armadas, recordando que los Estados eran los que daban los pedidos a los fabricantes. Si bien comprende las solicitudes de las empresas, Boris Pistorius también recordó que los Estados son “los clientes”, una manera de señalar el fin de las controversias.

Al solicitar la semana pasada subvenciones al Fondo Europeo de Defensa para una convocatoria de proyectos para modernizar los tanques de combate, RheinMetall y KMW dieron una vez más la sensación de querer prescindir de su socio francés Nexter. La licitación, dotada con 30 millones de euros, no guarda proporción con la ambición del MGCS, al que Francia asignó 500 millones de euros en su última ley de programación militar. El ministro alemán no precisó el importe de los compromisos de Berlín. Italia o los Países Bajos podrían sumarse al proyecto en calidad de observadores.

Para hacer avanzar el MGCS, los ministros propusieron dividir el proyecto en “pilares”: blindaje, luces, motorización, etc. El MGCS será “un sistema de varios módulos, algunos tripulados, otros droneizados, algunos habitables”, explicó Sébastien Lecornu. Integrará armas convencionales pero también armas láser o electromagnéticas. También dejará espacio para la inteligencia artificial. Pero para aprender las lecciones del programa Leclerc, se estudiará la sostenibilidad del mantenimiento de las condiciones operativas.

Más allá de estas ideas generales, los dos ministros no detallaron los diferentes pilares ni qué Estados serían los contratistas principales. Francia es líder en el SCAF, el avión del futuro, y Alemania es líder en tanques. Pero es evidente que estos principios fundamentales no son suficientes para lograr un acuerdo entre fabricantes. Para finales de año, los dos Estados quieren perfeccionar sus expectativas de capacidad. “Queremos que este proyecto tenga éxito”, insistió Boris Pistorius, tratando de dejar de lado las disensiones entre París y Berlín. Sin embargo, los desacuerdos son numerosos e incluso dentro de la coalición en el poder en Berlín se alzan voces para avanzar en solitario. Con su Zeitenwende, Alemania quiere asumir una mayor responsabilidad en la defensa del continente europeo pero también fortalecer su industria.

¿Será suficiente la voluntad política de París y Berlín para mantener el proyecto? “Es demasiado pronto para decir si el proyecto fracasará”, asegura con moderado optimismo un alto funcionario. Pero Francia y Alemania no están en la misma situación: si la Bundeswehr puede contentarse con una versión mejorada del Leopard 2, que ya está en marcha, el ejército francés no tiene otra opción que encontrar un sustituto para Leclerc, cuya producción ha sido interrumpido. Por cuestiones de soberanía e industria, París descarta hoy la idea de comprar un tanque alemán. «Sería posible si los alemanes no compraran aviones F35 estadounidenses», bromea un observador. “La verdadera pregunta es si buscamos un plan B”, se pregunta el diputado de LR Jean-Louis Thiériot, especialista en cuestiones de defensa y franco-alemán. «Tenemos dos años para decidir», cree. En la escala de un programa militar, esto es muy poco.