Según la BBC, los montañeros que afronten el Everest o los picos vecinos de la región ahora tendrán que llevar sus excrementos al campamento base en una bolsa de plástico. “Nuestras montañas empezaron a oler mal”, dijo a los medios británicos Mingma Sherpa, presidente del municipio de Pasang Lhamu, quien tomó la decisión.

Sobre el campamento base, situado a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, los excrementos no se desintegran del todo debido a las temperaturas extremas en cualquier época del año. “Hemos recibido quejas de que se ven heces humanas en las rocas y de que algunos escaladores están enfermando”, añadió Mingma Sherpa. Los alpinistas que escalen el Everest ahora tendrán que comprar bolsas que serán controladas a su regreso.

En el campamento base, hay baños disponibles en tiendas de campaña especiales, dentro de las cuales se vacían los barriles destinados a recoger las heces. Pero a mayor altitud, en los campamentos más altos, los escaladores la mayor parte del tiempo improvisan su baño cavando un hoyo en la nieve o en el suelo cuando la nieve da paso a las rocas.

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“Los residuos siguen siendo un problema importante, especialmente en los campos situados a gran altura e inaccesibles”, dijo también a la BBC Chhiring Sherpa, director general de la ONG Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC). Según sus cifras, hay tres toneladas de excrementos humanos entre el campo uno, al pie del Everest, y el campo cuatro, hacia la cima. En particular, el collado Sur, a 7.906 metros, ha adquirido fama de “baños abiertos”. Este paso, continuamente barrido por vientos helados, desde donde parten los montañeros para el asalto final hacia la cima, está enteramente hecho de piedra, sin nieve ni hielo.

El municipio contó cuidadosamente el número de bolsas teniendo en cuenta las entre 1.000 y 1.500 personas que intentarán alcanzar la cima a partir de marzo y calculando con precisión la cantidad de taburetes por escalador y día: unos 250 gramos.

En términos más generales, los residuos en el Everest son un problema que las asociaciones y el gobierno nepalí denuncian periódicamente y que intensifican sus campañas de limpieza. Los montañeros también han puesto en marcha varios proyectos ambiciosos para intentar limpiar los distintos campamentos de altura.

Durante la última temporada de escalada, un explorador francés y su equipo recogieron 1,6 toneladas de residuos plásticos en el Himalaya. Bidones, carpas, tubos y botellas de PVC. “Es un verdadero basurero. Detrás de cada roca encontramos cantidades de botellas de oxígeno, conservas, tiendas de campaña, zapatos, es realmente aberrante”, testimonia Luc Boisnard desde Nepal, al regresar de un primer intento de escalar el Makalu, 8.485 metros.