Todavía dinero: por tercera vez consecutiva, los sables franceses deben conformarse con la plata en el Campeonato Mundial de Esgrima, derrotados en Milán por Hungría (45-38) el domingo.

En el mismo cartel que en El Cairo el año pasado, la Azul, tras hacerse con el control del partido, se resquebrajó al final. La No. 1 del mundo, Sara Balzer, sufrió un 11-5 en su penúltima etapa, lo que permitió a las húngaras creerlo y regresar al toque (30-29). Ni Caroline Quéroli (6-3) ni Manon Apithy-Brunet (5-1) lograron revertir el ímpetu después.

Esta medalla de plata representa el sexto y último podio para el equipo francés en Lombardía tras la coronación de Marie-Florence Candassamy en espada, las medallas de plata en florete femenino así como en espada masculina y el bronce Romain Cannone en espada y Enzo Lefort en florete.

Un balance correcto a un año de los Juegos Olímpicos de París-2024, pero dos escalones por debajo de la cosecha monstruosa de El Cairo el año pasado (8 medallas, incluidos cuatro títulos) que había permitido a los Blues clasificarse como la mejor nación.