La caída de los precios de la energía es la principal causa de la desaceleración de la inflación en el mundo, estimó este martes el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pierre-Olivier Gourinchas, para quien la subida de tipos por parte de los bancos centrales también tuvo un efecto indirecto. “Creemos que si tenemos esta disminución en términos de inflación, gran parte proviene de la caída de los precios de la energía. Y parte de esta caída está ligada a la desaceleración de la actividad global, por lo tanto indirectamente también un efecto del endurecimiento monetario”, dijo Pierre-Olivier Gourinchas durante una conferencia de prensa.

Sin embargo, la caída de los precios de la energía “no se debe tanto a la política monetaria sino al hecho de que la crisis energética ha quedado, en cierta medida, detrás de nosotros”, agregó. Sin embargo, la subida de tipos liderada por los principales bancos centrales del mundo desde marzo de 2022 era necesaria «para mantener ancladas las expectativas de inflación».

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“Si la política monetaria no se hubiera endurecido como se ha hecho, probablemente hubiéramos tenido un sector privado que sintiera que no se estaba haciendo nada para reducir la inflación y, por lo tanto, no había razón para que se desacelerara. La política monetaria ha permitido contener las expectativas de inflación”, insistió Pierre-Olivier Gourinchas.

La inflación se está desacelerando en casi todo el mundo, bajo el efecto del rápido endurecimiento monetario llevado a cabo por los principales bancos mundiales, pero el FMI ha reiterado en varias ocasiones la necesidad de continuar por este camino. En Estados Unidos, donde la inflación cayó a 3% en junio según el índice PCI, el Comité Monetario de la Reserva Federal (Fed) se reúne el martes y miércoles y se espera que anuncie una nueva suba de sus tasas, actualmente entre 5% y 5,25%, luego de la pausa observada a mediados de junio.

A nivel global, si la perspectiva de inflación ha sido revisada a la baja por el FMI para 2023, hasta el 6,8% frente al 7% de su anterior estimación de abril, se debe principalmente a una fuerte ralentización de la subida de precios en China, que debería experimentar una inflación del 1,1% en 2023, quien cree que ante esta situación el banco central chino debería, a diferencia de otros países, “relajarse en su política monetaria”.