Le Figaro Niza

David Lisnard está furioso. El alcalde LR de Cannes no digiere la decisión del Estado de poner fin repentinamente al alojamiento de emergencia de “ciertas personas” en los Alpes Marítimos, en plena temporada estival y sobre todo en plena ola de calor. Según el concejal, desde el 14 de julio, las personas objeto de las Obligaciones de salida del territorio francés (OQTF) se encontrarían sin control y familias en la calle.

Varios de estos últimos, ociosos, habrían corrido a las puertas de los ayuntamientos, incluido el de Cannes, para buscar ayuda. Así habría descubierto el alcalde el macetero de rosas. “En Cannes, no sabemos el número de personas afectadas, su edad, su situación. Inevitablemente, recurrieron a los servicios municipales y al Centro Comunal de Acción Social”, molesta David Lisnard en nota de prensa.

Denuncia una situación inaceptable en varios aspectos. Primero, porque no se avisó al ayuntamiento y no se pudieron organizar sus servicios. Luego, porque se produce durante una ola de calor y por tanto, “es necesario dar cobijo” a otros públicos prioritarios. “Esto es una vez más una transferencia de cargos a los municipios y las asociaciones que ellos subvencionan”, replica el primer magistrado de Cannes, también presidente de la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF).

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En su nota de prensa, el concejal asegura que la razón invocada por los representantes del Estado en un correo electrónico del 13 de julio sería de carácter presupuestario. “Por motivos de reducción presupuestaria, nos vemos obligados a revisar de forma más dura las condiciones de alojamiento en PAU (Places d’Accueil d’Urgence, NDLR)”, le habríamos escrito. “O el Estado ha sido laxo en la gestión de los alojamientos de emergencia, particularmente en lo que respecta a los extranjeros en situación irregular, algunos de los cuales se encuentran bajo OQTF; o bien esta situación revela una mala gestión de los fondos públicos, y conduce a decisiones categóricas y sin preparación; o bien se han producido profundos recortes a nivel nacional, en silencio, pero con graves consecuencias para los residentes y las comunidades locales”, apoya además David Lisnard.

Y deplorar “la opacidad de la decisión del gobierno sin consulta a los municipios, nivel de cercanía, vínculo social y humanidad”. El alcalde de Cannes invita al Estado a “asumir” sus prerrogativas expulsando a los extranjeros en situación irregular y acomodando a quienes, localmente, se enfrentan a “verdaderas dificultades sociales”.

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A través de un comunicado de prensa a su vez, el prefecto de los Alpes Marítimos, Bernard González, partió una respuesta el domingo, dirigida indirectamente al representante electo de la Riviera. “Actualmente 2.572 personas están siendo atendidas por el Estado en lugares destinados al alojamiento de emergencia de colectivos vulnerables en los Alpes Marítimos. Con el fin de preservar las capacidades de acogida de las personas a proteger, los servicios del Estado han realizado, con su socio gestor del 115, una revisión de la situación de las personas actualmente alojadas en hoteles”, explica el representante del Estado. “Cada una de las situaciones de los interesados ​​ha sido objeto de un profundo examen individual. Se decidió así poner fin, a nivel departamental, al alojamiento de 488 personas dándoles dos semanas de retraso”, continúa.

Según el prefecto, esta decisión ciertamente no se tomó a la ligera, como aseguró el alcalde de Cannes. Todos los socios del 115, que son las asociaciones y ayuntamientos responsables de la acción social, habrían sido informados a partir del 21 de junio de que el fin de las ayudas se produciría «después de la finalización del curso escolar». Esta medida afecta, de nuevo según Bernard González, a las personas sin permiso de residencia, la mayoría de las cuales se encuentran bajo OQTF y que no han aceptado la asistencia de retorno voluntario propuesta, los solicitantes de asilo que han sido derivados a otra estructura de acogida, las personas con actividades profesionales y que se nieguen a participar en su alojamiento y otros que no hayan suscrito el apoyo social o comunicado sobre sus trámites. “En ningún caso se llamó a la policía para desalojar a los afectados de los lugares que ocupan a pesar del cese de apoyo notificado”, certifica el prefecto.

Mantener a estas personas en el sistema de alojamiento de emergencia también privaría al Estado de su capacidad para hacerse cargo de las personas vulnerables cuyo refugio es necesario para su seguridad. Y estas nuevas entradas serían numerosas. El 12 de julio, una mujer embarazada de siete meses y un niño menor de tres años descubiertos por la policía en una okupa fueron “puestos a salvo el mismo día en un hotel”, ilustra el prefecto.