El autor de un disparo en el TGV Annecy-Paris el jueves, arrestado después de ser dominado por un policía vestido de civil, fue procesado y luego encarcelado el sábado, supimos de la oficina del fiscal de Chalon-sur.-Saone. Presentado el sábado ante un juez de instrucción, en el marco de la investigación judicial abierta en particular por «intento de asesinato de una persona que ostenta autoridad pública», este hombre de nacionalidad rumana «guardó silencio», indicó la fiscalía a la AFP. No dio detalles de la nacionalidad y perfil de este hombre.
Los hechos ocurrieron el jueves al mediodía cerca de Le Creusot (Saône-et-Loire) cuando el TGV se lanzó a toda velocidad asustando a los pasajeros. Mientras el hombre acababa de romper una ventana con un martillo rompecristales -y tenía las manos llenas de sangre según un testigo-, los controladores, «dada la evidente peligrosidad de la situación» y «no logrando controlar al individuo», llamaron «un policía vestido de civil, armado con su arma, presente a bordo del tren», había indicado la fiscal adjunta, Angélique Depetris. A pesar de la presencia del policía con su brazalete, el hombre permaneció «incontrolable»: el policía procedió entonces «en vano con las advertencias habituales», pero el individuo se arrojó sobre él y logró durante la pelea apoderarse de su pistola, aún guardada, y “to chamber it” (carga, nota del editor), había especificado.
El policía logró “mantener el arma hacia el suelo”, pero, “durante la pelea, se disparó un golpe, alojado casualmente en el suelo”, agregó el fiscal adjunto en un comunicado de prensa. “Con la ayuda de algunos pasajeros“, el policía había finalmente “logrado someter al agresor. “Esto había sido entregado a los gendarmes en la estación de TGV de Montchanin-Le Creusot. En su bolsillo se encontró una navaja automática. Cuando el policía trató de someter al hombre con un pasajero, estaba gritando. Todos dormíamos entre los asientos, porque teníamos miedo de que entrara al auto, estaba a menos de diez metros”, dijo a la AFP una pasajera, Stéphanie Debord. “Le pedían cinturones a la gente que los tenía puestos, les dimos tres, cuatro cinturones para tratar de controlarlo pero era muy complicado, aunque no era grueso”. Gracias a la intervención en particular del policía y de un pasajero, miembro de la SNCF, «escapamos de un desastre», explicó.