Cada año, durante la ceremonia ofrecida en el Hotel de Brienne el 13 de julio, el Jefe de Estado rinde homenaje a las fuerzas armadas: a las familias enlutadas, a los heridos, al compromiso de los soldados y a la singularidad de su profesión, al servicio de la nación. En el jardín del Ministerio de las Fuerzas Armadas está representada toda la comunidad militar. La aprobación por el Senado, en la jornada, de la Ley de Programación Militar 2024-2030, por 313 votos a favor y 17 en contra, está en la mayoría de las discusiones. La ley está ahora en manos del Consejo de Estado antes de su promulgación. Casi se respeta el calendario marcado por Emmanuel Macron, que quería terminar antes del 14 de julio.
“Lo que votaron es un buen texto”, dijo, dirigiéndose a los numerosos parlamentarios, tanto de la mayoría como de la oposición presente. Sin embargo, el gobierno tuvo que hacer concesiones para obtener la mayoría y aceptó una leve revisión del cronograma presupuestario, acelerando el incremento. Sin embargo, el gobierno está satisfecho y el Ministro de los Ejércitos, Sébastien Lecornu, puede alegrarse, entre bastidores, de ver a Matignon y Bercy atrapados.
“La ley ha sido debatida, es una garantía de la democracia”, concedió Emmanuel Macron, saludando el gran esfuerzo realizado desde su primera elección en 2017 y la duplicación del presupuesto de los ejércitos. “No necesitábamos una llamada de atención para ser conscientes de la necesidad de reinvertir”, dijo. Para otros países, como Alemania, fue necesario esperar a que la guerra de Ucrania anunciara un cambio de rumbo.
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Se podrá abrir un nuevo capítulo. El Ministerio de las Fuerzas Armadas “debe ser rediseñado”, anunció el Presidente de la República. Las operaciones y el riesgo de guerra deben “estar en el centro de su organización”, continuó, saludando la reforma ya realizada en el Centro de Planificación y Ejecución de Operaciones, donde se desarrollan todas las operaciones de los ejércitos.
La lógica de la economía que había prevalecido durante las décadas anteriores debería, por lo tanto, llegar a su fin. El presidente quiere “garantizar que los soldados tengan los medios para cumplir sus misiones”. No dio detalles, dejando en manos del Ministro de las Fuerzas Armadas presentar un nuevo “modelo” para el verano de 2024. El presidente fijó cuatro principios: “Nunca perder de vista el espíritu estratégico”, “mantener el espíritu de responsabilidad”. en todas partes”, “imponiendo la subsidiariedad” y “agilidad decreciente en cada lugar”.
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Detrás de esta hoja de ruta abstracta también se esconden cuestiones concretas de contratación y retención. El ejército enfrenta dificultades para atraer y retener oficiales. En campos punteros como el cibernético o el espacial, debe competir con una competencia a veces muy atractiva del sector privado. Emmanuel Macron quiere tener mejor en cuenta las “aspiraciones” de quienes se comprometen. El Ministerio de las Fuerzas Armadas ya ha iniciado reformas, en particular con la continuación del plan Familia. Sin duda podrá confiar en el informe del Alto Comité para la Evaluación de las Condiciones Militares, que le acaban de entregar, pero que no se hará público hasta dentro de unas semanas.