Rusia dijo el sábado que la entrega de bombas de racimo a Ucrania decidida por Estados Unidos fue una «admisión de debilidad» que convertirá a Washington en «cómplice» de las muertes de civiles causadas por esta controvertida arma. “La transferencia de municiones en racimo es un gesto de desesperación y una admisión de debilidad en el contexto del fracaso de la llamada contraofensiva ucraniana”, dijo el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.

La diplomacia rusa denunció un “cínico intento de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas sin preocuparse por las víctimas civiles” de estas bombas que matan indiscriminadamente al dispersar pequeñas cargas explosivas antes o después del impacto. «Al proporcionar municiones en racimo, Washington será cómplice de la minería y compartirá toda la responsabilidad por las muertes causadas por las explosiones, incluidas las de niños rusos y ucranianos», continuó Moscú. Recuérdese que la propia Rusia ha utilizado bombas de racimo en Ucrania, y que por su invasión y ataques imprecisos, es responsable de la muerte de al menos 9.000 civiles tras 500 días de combates según la ONU, incluidos al menos 500 niños.

Las municiones en racimo están prohibidas en varios países, particularmente en Europa, signatarios de la Convención de Oslo de 2008, de la que ni Estados Unidos ni Ucrania ni Rusia son partes. Su uso es muy controvertido porque las cargas que esparcen son acusadas de causar muchas víctimas civiles colaterales.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la decisión de enviar municiones en racimo a Ucrania fue «muy difícil», pero que era «lo correcto».