El Estado ha decidido aportar al menos 65 millones de euros a un proyecto piloto de turbinas mareomotrices, una tecnología en desarrollo que aprovecha las corrientes oceánicas para producir energía, ha anunciado este viernes el Ministerio para la Transición Energética. Objetivo declarado por el gobierno: «consolidar un sector industrial francés de turbinas mareomotrices con perspectivas de exportación», con el objetivo de descarbonizar las energías. Este proyecto, bautizado como “Flowatt” y llevado a cabo por las empresas Hydroquest y Qair, se ubica en el Canal de la Mancha en la zona de Raz-Blanchard, muy rica en corrientes. Se apoyará en el marco del plan Francia 2030 hasta “un mínimo de 65 millones de euros”, y también se beneficiará de un precio de compra preferencial por la electricidad producida, indica el ministerio.

Este proyecto piloto de 17,5 megavatios (MW) está compuesto por siete turbinas, diseñadas por Hydroquest y construidas por los astilleros CMN en Cherburgo. Debería ponerse en servicio en 2026 para operar durante 20 años. Anteriormente, Hydroquest había probado su tecnología durante dos años a través de un demostrador de 1 MW en Paimpol-Bréhat.

Francia tiene algunas de las corrientes más fuertes del mundo, con un potencial para turbinas mareomotrices estimadas entre 3 y 5 GW, ubicadas principalmente en Raz-Blanchard y en Fromveur, frente a la isla de Ouessant (Finistère). “Las energías renovables marinas son un pilar de nuestra estrategia energética. La energía eólica marina es el eje principal, pero también debemos desarrollar otros sectores marinos, en una lógica de diversificación y descarbonización de nuestro mix energético”, subraya la ministra Agnès Pannier-Runacher, citada en un comunicado de prensa.

Mientras los poderes públicos deben marcar la nueva hoja de ruta energética del país en los próximos meses, los operadores de turbinas mareomotrices reclaman la vuelta al apoyo estatal, muy reducido tras la quiebra en 2018 de un actor del sector. A fines de 2020, la UE también estableció un objetivo de 40 GW de capacidad de energía oceánica, excluyendo la energía eólica marina, para 2050.