Su discurso es bastante raro. Más aún en asuntos de política nacional. Incluso la política política. Invitado este miércoles por France Inter, el ex primer ministro Dominique de Villepin no tuvo palabras lo suficientemente duras para reprender el posicionamiento ideológico de su antigua formación partidista, la UMP, que entretanto se ha convertido en LR. Con las discusiones sobre el futuro proyecto de ley de inmigración entabladas desde hace unas semanas entre el Ejecutivo y la derecha, el refuerzo de las posiciones de los republicanos sobre esta cuestión es «un error estratégico», consideró el exministro de Asuntos Exteriores. Y para golpear con los brazos cortos a sus antiguos camaradas: al emprender este camino, los tenores del partido «perderán no solo su identidad sino sus valores y sus principios, fijados en su momento hasta Jacques Chirac».

“Esta deriva es extremadamente peligrosa para el equilibrio de nuestra vida política, porque detrás de estas propuestas, que parecen de buena voluntad, hay una debilidad de convicción sobre la importancia del Estado de derecho”, ha martillado Dominique de Villepin. Una observación que le lleva a afirmar que “estamos en el proceso de evolución de la democracia liberal a la democracia iliberal practicada por alguien como Viktor Orban”. Mientras que el ex Presidente de la República Jacques Chirac había establecido un «cordón sanitario» entre la derecha clásica y la RN (ex-FN), en particular en el intervalo entre las dos vueltas de la elección presidencial de 2002 donde se había negado a debatir con el otro finalista Jean-Marie Le Pen, el que fuera secretario general del Elíseo asegura que «los diques saltan».

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“Varios políticos tienen la sensación, incluso de derecha, de que no hay otra solución que subir otro escalón. Aunque eso signifique ir de lleno al lado de los extremos”, vituperó el expresentador de Matignon. Si los republicanos nunca han cerrado un pacto político o un acuerdo electoral con RN, Dominique de Villepin es bastante pesimista. “Cuando miras la política francesa, hay un movimiento natural hacia la derecha y una marcha hacia la extrema derecha que parece difícil de frenar”, lamentó. Un giro que se explica, según él, por el resentimiento de los franceses ante “la globalización (que) les asalta” y “los servicios públicos (que) se deterioran”.

Dominique de Villepin también hizo hincapié en dar algunos consejos al ejecutivo. Y esto sobre cómo ejercer el poder. Invitó así al Gobierno del Borne a “retomar el control de la situación, recuperar el control de los servicios públicos y reiniciar las administraciones”. Según él, “gobernar es difícil. Requiere autoridad sobre su administración, requiere una toma de posesión del estado y requiere menos comunicación. La política francesa está, para el exministro del Interior, «en proceso de ceder a la comunicación, de ahí la precipitación en la que nos encontramos en la dirección de la demagogia y el populismo».