Entre los escolares de 6 a 11 años, el 13% tiene al menos un probable trastorno de salud mental, revela el primer estudio nacional sobre el tema, publicado el martes 20 de junio por Public Health France.
Hasta entonces, los datos sobre el bienestar de los niños eran antiguos o estaban fragmentados. Sin embargo, la crisis sanitaria de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar un seguimiento de la prevalencia de la salud mental entre los más jóvenes. El estudio “Enabee” se llevó a cabo en Francia continental del 2 de mayo al 31 de julio de 2022 utilizando cuestionarios específicos con más de 15 000 niños y maestros en casi 400 escuelas, así como 10 000 padres.
Lección principal: el 13% de los niños de 6 a 11 años tienen al menos un problema de salud mental probable. Se trata de una tasa de prevalencia del mismo orden que las observadas en otros países europeos en el mismo grupo de edad. “La mayoría de los niños solo padecen un trastorno, pero algunos pueden combinar varios”, comentó a la AFP Nolwenn Regnault, jefa de la unidad de salud perinatal, infantil y mental del SPF.
En concreto, el 5,6% de los niños tiene un «probable trastorno emocional», ya sea un trastorno de ansiedad (ansiedad por separación, ansiedad generalizada, fobias específicas) o depresión. Alrededor del 6,6% de los niños tienen «probable trastorno de oposición» (un estado de ánimo particularmente enojado, comportamiento pendenciero o desafiante). Finalmente, el 3,2% tiene probable trastorno persistente de inatención y/o hiperactividad (TDAH).
Los trastornos emocionales probables son más frecuentes en las niñas, los trastornos del comportamiento más frecuentes en los niños. Los datos no muestran diferencias según nivel escolar y sector escolar (escuelas públicas fuera de las redes educativas prioritarias (REP) y escuelas privadas versus escuelas públicas REP o REP).
Medidos durante la crisis sanitaria, los indicadores no permiten estimar un posible impacto del Covid-19, ante la falta de datos previos a la crisis en este grupo de edad. Se trata de un “primer paso” que permite dar “iluminación a los decisores públicos de cara a futuras acciones de sensibilización”, comentó Stéphanie Monnier-Besnard, epidemióloga y directora de proyectos del estudio Enabee.
Repetido periódicamente, el estudio permitirá seguir la evolución de los indicadores, evaluar el impacto de posibles eventos (infecciosos, ambientales, etc.), iniciar acciones preventivas.