Un centenar de personas se concentraron este sábado frente al ayuntamiento de Marsella para apoyar a las familias de las víctimas de los múltiples ajustes de cuentas que han enlutado a los barrios obreros de la ciudad marsellesa y pedir a las autoridades públicas que reaccionen más. “Cuando muere un joven en los distritos del norte, toda Marsella está desconsolada”, suplica Amine Kessaci, de 19 años, fundadora de la asociación Conciencia, que tiene como objetivo restaurar la imagen de los jóvenes de los distritos obreros.
“Que sean 20 o 30 homicidios, da lo mismo: estamos luchando contra una forma de banalización que se está instalando, y para nosotros una víctima colateral sigue siendo ante todo una víctima”, insistió el joven, él mismo tocado por la muerte. de su hermano en el contexto del narcotráfico a fines de 2020. “Hace 20 años que vivimos drama tras drama y tenemos la impresión de que ya no controlamos nada. No somos ciudadanos de segunda: hay que tener en cuenta a los que viven en estos territorios”, declaró Katia Yakoubi, presidenta de Adelphi’cité.
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La violencia sangrienta en un contexto de rivalidades vinculadas al narcotráfico crece en la segunda ciudad de Francia, con ya 23 muertos desde principios de año según un recuento de la AFP, en su mayoría hombres jóvenes.
Tras un minuto de silencio en homenaje a las familias de las víctimas y los jóvenes en movimiento, los organizadores exigieron respuestas contundentes de las autoridades públicas. “Toda la represión no va a responder nada: queremos una comisión de investigación que dé la palabra a las familias y que nos interese las causas y no solo las consecuencias”, exigió Katia Yakoubi.
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Entre las medidas demandadas está la apertura de un debate sobre la legalización del cannabis -para frenar el narcotráfico que azota a estos barrios pobres-, la propuesta de actividades a los jóvenes -para que puedan “ocuparse fuera de los pies de los edificios”- , el regreso de una policía local o incluso más medios para luchar contra el fracaso escolar, con la contratación de nuevos educadores especializados. “Si les damos perspectivas de futuro a estos jóvenes, les prometo que no habrá más narcotráfico”, según Katia Yakoubi.
A principios de mayo, los diversos alcaldes de izquierda de Marsella, Benoît Payan, deploraban «una guerra que ha durado demasiado», había pedido al Estado que «persevere en su lucha despiadada contra el narcotráfico y que redoble sus esfuerzos para salir drogas en nuestros barrios.