Las autoridades colombianas dijeron este lunes que los cuatro niños que estaban desaparecidos en la selva amazónica desde hace casi un mes, tras el accidente del avión que los transportaba y en el que perecieron su madre y otros dos adultos, estaban «vivos». El Cessna 206 en el que viajaban los tres niños de 4, 9 y 13 años y un bebé de 11 meses desapareció del radar el 1 de mayo en las inmediaciones de San José del Guaviare, en el departamento de Caquetá (sur). Fue encontrado el 15 de mayo con la nariz aplastada contra el suelo en medio de una densa vegetación.

Los importantes recursos de búsqueda desplegados permitieron encontrar rápidamente varias “pruebas de vida”, incluidas huellas, fruta masticada o un refugio improvisado. El martes, los cerca de 200 hombres movilizados, entre militares e indígenas indígenas, descubrieron un par de tenis y un pañal. “Con base en la evidencia, concluimos que los niños están vivos. Si estuvieran muertos, seguro que sería fácil encontrarlos porque estarían inmóviles”, y los perros rastreadores lanzados en su búsqueda “nos guiarían”, dijo el general Pedro Sánchez a W Radio.

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La búsqueda alrededor de los restos de la aeronave cubre un área de unos 323 kilómetros cuadrados, tres veces el área intramuros de París. El general reconoce que le parece «extraño» que los niños «no se detengan a pesar de que han dejado caer más de 10.000 folletos y kits de supervivencia» que contienen comida, agua y les dicen qué hacer. Pedro Sánchez estimó que sus unidades estaban a 100 metros o menos de los niños, pero las lluvias, la vegetación y el terreno pantanoso dificultaron la búsqueda.

Según el abuelo de los niños, el mayor de los hermanos de una comunidad indígena uitoto, es «fuerte» e «inteligente» y logró poner a salvo a sus hermanos y hermanas que están «acostumbrados a la selva». El 17 de mayo, el presidente Gustavo Petro anunció que los niños habían sido encontrados con vida al transmitir información no confirmada y debían retractarse al día siguiente.