Emmanuel Macron pidió este lunes «acabar con un modelo globalizado e insostenible» de producción y consumo de plástico para que se reanuden en París las negociaciones sobre un futuro tratado global contra esta gran contaminación. «Si no hacemos nada, la generación de desechos plásticos se triplicará nuevamente para 2060. La contaminación plástica es, por lo tanto, una bomba de relojería además de un flagelo que ya está presente», dijo el presidente francés en un mensaje en video a representantes de 175 naciones reunidas en la UNESCO. sede hasta el viernes.

Según el Jefe de Estado, “debemos acabar definitivamente con un modelo globalizado e insostenible que consiste en producir plástico en China o en países de la OCDE, para luego exportarlo en forma de residuos a otros países en desarrollo, que sin embargo están menos equipados con sistemas de tratamiento de residuos».

“El objetivo principal debe ser reducir la producción de nuevos plásticos y prohibir cuanto antes los productos más contaminantes -como los plásticos de un solo uso- y los más peligrosos para la salud”, explica Emmanuel Macron.

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Si bien «solo el 15 % del plástico se recicla en todo el mundo», «el 100 % de los plásticos que se pongan en el mercado mañana deben ser totalmente reciclables», continúa, suplicando, como otros cincuenta países, el fin de la contaminación plástica para 2040. «También debemos darnos los medios para innovar más duro y más rápido, para reemplazar el plástico con alternativas verdaderamente ecológicas». Y cree que hay que «compartir mejor soluciones, tecnologías y ser solidarios con los países más pobres».

Las negociaciones son delicadas entre países con ambiciones divergentes, para intentar llegar a un acuerdo histórico que abarque todo el ciclo de vida del plástico. El presidente de la República recuerda “el objetivo de llegar a un texto aprobado a finales de 2024, un año antes de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano en Niza”.

La producción anual se ha más que duplicado en 20 años para llegar a 460 millones de toneladas (Mt). Sin embargo, dos tercios de esta producción mundial tiene una vida útil corta y se convierte en un desecho que debe gestionarse después de solo uno o unos pocos usos. El 22% se abandonan (vertederos agrestes, incineración a cielo abierto o vertidos a la naturaleza) y menos del 10% se reciclan.