De cualquier manera, el resultado sigue siendo el mismo para La Rochelle. Tras la demostración del pasado fin de semana, los amarillos y negros mantienen la racha de victorias con este preciado triunfo sobre el Toulon (8-23). Trasladado al Stade Vélodrome para la ocasión, este choque cumplió sus promesas, en particular con una intensidad loca y un ritmo infernal. Para prevalecer, La Rochelle se basó en una de sus principales fortalezas: su poder. A partir del minuto 6, Will Skelton marcó el único ensayo de su equipo gracias a una carga desbordada.

Pero a pesar de esta prueba concedida antes de tiempo, el RCT volvió como debe en este partido. Al mostrar buenas intenciones ofensivas y despejar rápidamente muchos balones por las bandas de los inquietos Kolbe y Wainiqolo, el RCT pudo plantear problemas a las Marítimas. Sin embargo, tuvo que esperar hasta el minuto 25 para reaccionar por mediación de Kolbe tras un buen pase a los pies de West (25′). Respondiendo al desafío físico y en posesión del balón durante gran parte del partido (55%), los Toulonnais, a su pesar, sufrieron la implacable lección de eficiencia de los Rochelais.

Solo que aquí, si La Rochelle es uno de los dos finalistas de la Copa de Campeones no es por nada. Solo en casi todas sus elecciones, los Rochelais han vuelto a mostrar serenidad y una confianza inquebrantable para marcar la diferencia. Toulon en cambio tuvo sus secuencias de dominación pero nunca supo concretar con puntos. La falta en concreto de los tres fallos contra los postes en el primer tiempo que habrían permitido volver a la igualdad en el descanso.

En el segundo tiempo el escenario fue prácticamente similar con un equipo de La Rochelle seguro de sus puntos fuertes y sobre todo muy eficaz. Concluida por la prueba de Hatherell (75′), es una velada casi perfecta para el Stade Rochelais que casi asegura un puesto directo para las semifinales del Top 14. Toulon tendrá que luchar hasta el final.