El servicio de pago europeo European Payment Initiative (EPI), inicialmente pensado como un competidor de las estadounidenses Visa y Mastercard, entrará en la fase de prueba a finales de año, anunció este martes el consorcio bancario a cargo de su desarrollo. “La billetera digital con pago de persona a persona se lanzará en una fase piloto con los primeros usuarios a finales de 2023 en Francia y Alemania”, indica EPI en nota de prensa.

En concreto, los usuarios podrán transferir dinero entre ellos, de cuenta bancaria a cuenta bancaria, de forma gratuita y en pocos segundos. Esta opción se ofrecerá, junto con la transferencia tradicional, a través de la aplicación bancaria del cliente o una aplicación dedicada en un teléfono móvil. Este servicio “se extenderá gradualmente a los pagos de particular a profesional, a las compras en línea, luego a los pagos en el punto de venta”, continúa el documento, entre principios del año 2024 y 2025.

Estará disponible en Francia, Alemania, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. “Estos mercados juntos representan más del 60% de las transacciones electrónicas en Europa, es una muy buena base para el desarrollo”, dijo la directora general de EPI, Martina Weimert, en una conferencia de prensa.

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EPI también ha anunciado la compra de dos nuevas empresas, la holandesa Currence iDEAL y el proveedor de soluciones de pago de Luxemburgo Payconiq International (PQI), por un monto no revelado. El grupo también anuncia cuatro nuevos bancos socios: el belga Belfius, el alemán DZ Bank (que sin embargo lo había dejado hace un año) y dos pesos pesados ​​holandeses, ABN Amro y Rabobank. Los seis principales bancos franceses (Crédit Mutuel, BNP Paribas, Crédit Agricole, La Banque Postale, BPCE, Société Générale) son accionistas del consorcio, al igual que el actor de pagos Worldline. La alianza tiene 16 miembros en total.

Anunciado en el verano de 2020, el esquema de tarjetas europeo tenía como objetivo crear una nueva solución de pago paneuropea unificada, basada en tecnología de transacciones instantáneas, en particular para ofrecer una alternativa a los gigantes del sector Visa y Mastercard. Pero desde entonces el proyecto ha sufrido numerosas deserciones y, en consecuencia, ha reducido sus ambiciones. El componente de la tarjeta fue abandonado a principios del año pasado, el consorcio reenfocándose en una billetera digital (o «wallet» en inglés) y tecnología de pago instantáneo, que permite realizar transferencias en segundos.