El número de víctimas civiles por el uso de armas explosivas ha aumentado un 83 % en 2022, debido a su creciente uso en conflictos, incluido el último en Ucrania, afirma un informe publicado el lunes. Según el recién creado Observatorio de Armas Explosivas, 50.995 personas, incluidos 32.136 civiles, murieron o resultaron heridas por armas explosivas en 2022. Este es un aumento del 83% desde 2021, dice un comunicado de la ONG Handicap International (HI), uno de los contribuyentes a el informe.
La cifra «se debe a la invasión rusa de Ucrania y al creciente uso de armas explosivas en conflictos» en Etiopía, Birmania y Somalia, dijo HI. «La infraestructura y los servicios vitales, como la atención médica y la ayuda humanitaria, se ven gravemente afectados por las armas explosivas en las zonas urbanas». El informe «proporciona evidencia convincente del sufrimiento humano y los desastres humanitarios causados por armas explosivas en áreas pobladas», agregó el comunicado.
En 2021, las armas intencionales -trampas, minas, artefactos improvisados- habían sido las más utilizadas, con 1.236 incidentes. En 2022, los disparados desde tierra -cohetes, morteros, proyectiles de artillería- tomaron el relevo, con 2.273 incidentes y 12.689 víctimas. “Desde hace 10 años, sin embargo, se ha mantenido una constante: los civiles siguen siendo las primeras víctimas”, señala el documento, según el cual el 90% de las personas muertas o heridas por armas explosivas en zonas pobladas son civiles.
El informe hace referencia a Mosul (Iraq), Raqqa (Siria), Mariupol (Ucrania) y Hodeida (Yemen) «destruidas o dañadas por intensos bombardeos, provocando desplazamientos de población a gran escala, matando y lesionando a miles de civiles y dejando una contaminación por explosivos dispositivos que ponen en peligro vidas en los años venideros”.
Un total de 83 países se habían comprometido el pasado mes de noviembre en una conferencia en Dublín a respetar una declaración apoyada por Naciones Unidas y la Cruz Roja para restringir el uso de armas explosivas en zonas pobladas. Según el acuerdo, que no es vinculante, estos países se comprometen a reducir el uso de estas armas en zonas pobladas para proteger a los civiles que viven en medio del conflicto.