El Consejo de Orientación de Pensiones (COR), criticado a principios de año por Matignon por su falta de «legibilidad», decidió el jueves no presentar sus escenarios más optimistas, a partir de su próximo informe previsto para mediados de junio. La limpieza continúa en las previsiones del COR. Ya pasado de doce a ocho escenarios el año pasado, la organización ha optado por centrarse en cuatro hipótesis de este año, durante su tradicional reunión de “elaboración del informe anual”.
Salen así las opciones basadas en un “esfuerzo constante del Estado”, relegadas al apéndice. Porque si los planes públicos de pensiones ahorran en el futuro, “no le corresponde al COR decidir sobre el uso de este margen de maniobra”, según los documentos presentados en esta reunión. Por tanto, en el cuerpo del informe sólo quedarán las previsiones que «reflejen la legislación vigente del sistema de pensiones», donde el Estado se contente con «asegurar el equilibrio financiero» de los regímenes especiales (SNCF, RATP, EDF) y los que están en el servicio público.
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Las próximas proyecciones mostrarán, sin embargo, la brecha entre ingresos y gastos, de modo que “la reducción de las contribuciones estatales” se presente “de manera simple y visible”. Si esta elección, aprobada por los miembros de la COR, incluidos los sindicatos, no fue dictada por el gobierno, se produce tres meses después de una palada lanzada por la primera ministra Elisabeth Borne. En enero, consideró que “hay muchas suposiciones en el informe COR” y juzgó que esto “puede afectar la legibilidad de sus conclusiones”.
Elisabeth Borne reaccionó entonces a las declaraciones del presidente de la COR, Pierre-Louis Bras, quien unos días antes había declarado ante la Asamblea Nacional que “los gastos de jubilación no derrapan”. Simple recordatorio de las conclusiones de su institución, que los opositores a la reforma no habían dejado de volverse contra el ejecutivo.