En el mundo de la cultura, que ha asumido la causa contra la reforma de las pensiones, su voz atraviesa. En una sincera entrevista con el periódico dominical, la cantante Françoise Hardy compartió su punto de vista sobre dos temas candentes de actualidad, el final de la vida y la movilización contra el aumento de la edad de jubilación.

“Me avergüenzo de lo que está pasando en una Francia que se deja manipular y desinformar por extremistas de izquierda o de derecha: la LFI, los Nupes, Marine LePen”, dijo la artista de 79 años. Y para añadir: “Las huelgas reiteradas agravan un poco más la situación económica con los problemas de transporte que provocan y que impiden que la gente pueda acudir al trabajo con normalidad”. La intérprete de Todos los niños y niñas cree que las huelgas, sumadas a la violencia y los daños materiales de las manifestaciones, son «frustraciones turísticas».

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La estrella de los años yéyé lo dice claro. Apoya la reforma de las pensiones, llevada a cabo por Emmanuel Macron y su gobierno. “Me interesan las realidades económicas y he entendido que hay varias razones de peso para llevar a cabo una reforma previsional. Todos los países europeos han fijado la edad de jubilación en 65, 66 o 67 años, excepto el nuestro, cuyo gasto público es el más alto de Europa”, argumenta mientras niega ser de derecha. “No me siento de derecha, especialmente en este momento, y mucho menos de izquierda. Por eso agradecí que Emmanuel Macron llegara con su aspiración de superar las divisiones binarias izquierda-derecha, rico-pobre”, desliza. Antes de sorprender: “mis tres personalidades políticas favoritas han sido Raymond Barre, Michel Rocard y Hubert Védrine, que siempre se han empeñado en estar en la realidad de los hechos”.

Françoise Hardy, que lleva mucho tiempo luchando contra el cáncer, no habla directamente de su enfermedad en el diario dominical. Pero aborda el debate sobre el final de la vida y la eutanasia asistida. El artista saluda así a los dos médicos «comprensivos y valientes» que ayudaron a su madre, que padecía la enfermedad de Charcot, a «no vivir hasta el final este calvario».

Y para lamentarse: «¡Francia llega tarde en tantos niveles! Ya era hora de que se deshiciera de ciertos prejuicios religiosos. No ayudar a salir a alguien que sufre el martirio de una enfermedad incurable siempre me ha parecido inhumano”, suplica quien dice “esperar salir sin sufrir demasiado”. Pero ante su cómplice de toda la vida y esposo, Jacques Dutronc, quien interrumpió la gira que encabezaba con su hijo Thomas. “Estoy especialmente preocupado porque Jacques es más frágil de lo que parece, y espero que pueda respetar mi prohibición de salir antes que yo”.