Once inmigrantes se ahogaron después de que su bote improvisado se hundiera frente a Marruecos, dijeron el sábado medios locales. El drama tuvo lugar frente a la Playa Blanca, cerca de Guelmim, en el sur del reino. Entre las víctimas se encuentran «ocho marroquíes (una mujer y siete hombres) de la región de Guelmim, así como tres inmigrantes del África subsahariana (una pareja y un niño menor de dos años)», detalló el sitio de información Alyaoum24. Un migrante a bordo de la embarcación volcada fue rescatado, dijo la misma fuente.
No fue posible obtener confirmación inmediata del hundimiento por parte de las autoridades marroquíes. Se ha abierto una investigación para esclarecer “las circunstancias de esta tragedia e identificar a las personas involucradas en esta operación de inmigración ilegal”, subrayó el sitio de noticias Hespress, precisando que estos migrantes se dirigían a las Islas Canarias (España).
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Situado en el extremo noroccidental de África, Marruecos es un país de tránsito para muchos inmigrantes, especialmente subsaharianos, que buscan llegar a Europa desde sus costas atlánticas o mediterráneas. Según un informe de la ONG española Caminando Fronteras, publicado en diciembre, más de 11.200 migrantes han muerto o desaparecido desde 2018 intentando llegar a España, una media de seis al día. Solo la ruta entre la costa noroeste de África y Canarias contabiliza 7.692 migrantes muertos, según la ONG.
Desde finales de 2019, el número de migrantes que intentaban cruzar clandestinamente la peligrosa ruta migratoria del Atlántico aumentó a medida que se intensificaban las patrullas de guardacostas en el Mediterráneo. Sin embargo, en 2022, la inmigración ilegal cayó más de un 25% en España en un año, una disminución particularmente marcada en las llegadas por mar, dijo en enero el Ministerio del Interior español. “La caída más significativa” de llegadas ilegales se produjo en Canarias: 15.682 frente a 22.316 en 2021, un 29,7% menos.
El ministerio explica este descenso por el aumento de su cooperación con los países de origen y tránsito de la inmigración y el reforzamiento de “la lucha contra las mafias que se dedican al tráfico de seres humanos”. Esta cooperación se vio favorecida a finales del año pasado por una disputa diplomática entre España y Marruecos, sobre el espinoso tema del Sáhara Occidental.