El Ejército continúa modernizándose. Los antiguos VAB, los vehículos blindados de avanzada que entraron en servicio en 1976 y los tanques ligeros AMX 10 RC de principios de la década de 1980 dieron paso a nuevos equipos. Tras la llegada de los Griffon, para el transporte de tropas, y la de los Jaguars, estos vehículos blindados de reconocimiento y combate, los militares recibieron esta semana los primeros Serval. Treinta ejemplares de estos vehículos blindados, más ligeros que el Griffon, fueron entregados al 3er RPIMa. Para el Ejército, el cambio no es solo material ya que este equipamiento marca la entrada en la era del combate colaborativo.

Producido por las empresas Nexter y Texelis, el Serval 119 deberá entregarse en 2023. Se han encargado un total de 364 ejemplares para 2025, explicó esta semana el Ministerio de las Fuerzas Armadas. En 2030, los ejércitos esperan haber recibido 978 ejemplares, si se respetan los objetivos marcados.

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La anterior ley de programación militar 2019-2025, que pronto será reemplazada, preveía 3000 vehículos blindados «medianos»: Griffon, Jaguar, Serval y MEPAC (mortero a bordo). Los Griffons se están entregando desde 2019. Ya se han entregado 450. El objetivo son 1872 ejemplares. Griffon y Serval reemplazarán la flota de unos 2.700 VAB. Eventualmente, el ejército debería recibir 300 Jaguars. Se entregaron unos 40.

Dado el compromiso en el Sahel, el segmento «medio» del ejército se había considerado una prioridad para la modernización del ejército. Este esfuerzo “ha llevado al aplazamiento de trabajos en equipo pesado, en el campo de tanques y artillería”, señaló el Tribunal de Cuentas en su informe sobre la LPM publicado el año pasado. La necesidad de suplir las debilidades de Francia en armamento pesado, dado el nuevo entorno geopolítico, podría llevar al Estado Mayor a revisar sus objetivos.

La llegada de este nuevo equipo marca un paso importante para el proyecto «Scorpion» lanzado en 2010. Con Scorpion, y en particular con su sistema de comunicación SICS, el ejército quiere aprovechar el concepto de combate «colaborativo». Esto es para permitir que cada unidad en el campo de batalla se comunique entre sí para compartir la misma «conciencia situacional» y distribuir roles de manera más efectiva. Concretamente un Serval podría detectar un objetivo que sería destruido por un Jaguar, aunque éste no lo hubiera identificado tan rápidamente.

El proyecto es ambicioso. “Vemos los comienzos de esto en la forma en que los ucranianos luchan, en particular usando sus drones para apuntar a sus adversarios”, explica uno dentro del ejército. El ejército espera convencer a otros aliados para que se unan al «club Escorpión». Pero por el momento, solo Bélgica ha dado el paso con la asociación Camo, que planea compartir el mismo armamento. Scorpion tendrá que arreglárselas para encontrar su lugar en la lógica de una coalición de la OTAN, dominada por otros materiales.