Se han descubierto más de 2.000 cabezas de carnero momificadas que datan de la era ptolemaica en el Templo de Ramsés II en la antigua ciudad de Abydos, en el sur de Egipto, dijeron las autoridades el domingo (26 de marzo).
Momias de ovejas, perros, cabras, vacas, gacelas y mangostas también fueron exhumadas por un equipo de arqueólogos estadounidenses de la Universidad de Nueva York en este sitio famoso por sus templos y necrópolis, anunció el Ministerio de Antigüedades y Turismo en un comunicado de prensa. Según el director del Consejo Supremo de Antigüedades, Mostafa Waziri, estos descubrimientos permitirán conocer más sobre el templo de Ramsés II y las actividades que en él tuvieron lugar entre su construcción bajo la sexta dinastía del Reino Antiguo (entre 2.374 y 2.140 a. C.) y el período ptolemaico (323 a 30 a. C.).
Para el profesor Sameh Iskandar, jefe de la misión americana y citado en la misma nota de prensa, estas cabezas de carnero son “ofrendas”, indicando “un culto a Ramsés II celebrado 1000 años después de su muerte”. Además de los restos de animales momificados, el equipo descubrió los restos de un palacio con paredes de unos cinco metros de espesor que datan de la Sexta Dinastía, así como varias estatuas, papiros, restos de árboles antiguos, ropa de cuero y zapatos.
550 km al sur de El Cairo y famoso en la antigüedad por haber albergado la tumba de Osiris, el dios de los muertos, el sitio predinástico de Abydos es conocido por sus templos, en particular el de Seti I y sus necrópolis.
Las autoridades egipcias han estado anunciando regularmente descubrimientos arqueológicos en los últimos tiempos, descritos por algunos expertos como efectos de anuncio con un impacto político y económico más que científico.
Porque el país de casi 105 millones de habitantes en grave crisis económica depende del turismo, que emplea a dos millones de personas y genera más del 10% del PIB, para recuperar sus finanzas: su gobierno apunta a 30 millones de turistas al año para 2028, frente a 13 millones antes del Covid-19. Sin embargo, muchos críticos señalan el estado ruinoso de ciertos sitios arqueológicos y museos.