El noveno día de movilización contra la reforma de las pensiones estuvo marcado por numerosos actos de violencia entre los manifestantes y la policía. En París, pero también en varias grandes ciudades. Durante una visita a la sede de la policía el jueves por la noche, el ministro del Interior anunció que 149 policías y gendarmes habían resultado heridos en las últimas horas durante las procesiones. 350 han sido desde el inicio de la disputa a mediados de enero.
La oportunidad para que Gérald Darmanin condene enérgicamente estas acciones: la policía «ha sido objeto de ataques inaceptables». “Tiramos ácido, enviamos cócteles molotov, tiramos adoquines”, se burla el primer policía de Francia. Una forma de atacar los movimientos violentos cometidos, según él, por la extrema izquierda, en particular en la manifestación parisina.
Leer tambiénReforma de pensiones: Emmanuel Macron frente al desafío de una crisis que se endurece
“Si la mayoría de la gente se manifestó pacíficamente, comenzando por las plazas sindicales que estaban protegidas por la policía, quiero señalar la presencia de 1500 matones, bloques negros, que estaban visiblemente allí para romper policías y romper edificios públicos”, gruñe el Ministro de Estado. El interior. Quien alza la voz: “Quiero decirles que estamos sumamente decididos, que la violencia no pasará, que muchos de ellos han sido detenidos y que las imágenes de las cámaras de seguridad nos permitirán confundirlos”.
En total, más de 200 personas fueron detenidas en todo el país, incluidas 103 en París. Para el inquilino de Place Beauvau, se trata esencialmente de «perfiles más bien jóvenes», conocidos por la «ultraizquierda». Y para mejor «denunciar el cinismo, la bordélización, deseada por parte de la extrema izquierda y por la ultraizquierda, que organiza llamamientos a quemar edificios públicos, llamamientos al asesinato contra la policía y contra los gendarmes».
“Pudimos documentar que la ultraizquierda está detrás de muchas de las protestas violentas que no quiero confundir con manifestantes pacíficos. (…) La extrema izquierda no va a ganar”, insiste el miembro del Gobierno. Si bien «el daño es mucho mayor que en días anteriores», Gérald Darmanin llama a los últimos manifestantes, «que pueden cometer delitos», a «irse a casa» porque los servicios del Estado «obviamente desafiarán si continúan queriendo encender fuego».