Antes de tu viaje, infórmate sobre el significado del Ramadán, para comprender mejor las costumbres de tu país anfitrión. Esté o no institucionalizado por ley, el ayuno en Ramadán es uno de los cinco pilares del Islam y un fermento de unidad para la comunidad. Este mes que conmemora la revelación de los primeros versos del Corán durante la “Noche del Destino” es el noveno del calendario lunar Hijri, en uso en el Islam. Cada año, por lo tanto, comienza diez días antes del año anterior (con la luna nueva). Durante este período, los fieles deben abstenerse de beber, comer, fumar y tener relaciones sexuales entre el amanecer y el atardecer. Los niños están exentos hasta la pubertad, así como determinadas categorías (enfermos, viajeros, embarazadas, lactantes o menstruantes) sujetos a la recuperación de los días no ayunados.
Mes de meditación, caridad y purificación (los fieles deben ser ejemplares), el Ramadán es también un tiempo de compartir en familia o con amigos. A la llamada del muecín al atardecer (a veces desde el cañón de la ciudad), los fieles se reúnen en la mezquita para la penúltima oración del día y rompen el ayuno. Dátiles, un vaso de leche para empezar antes del iftar (o ftour) más o menos sofisticado según la ocasión, seguido de una segunda comida más contundente. Como en las celebraciones navideñas, ponemos los platos en los grandes, y la fiesta continúa hasta bien entrada la noche. Una gran celebración, Eid-el-Fitr, que puede durar tres días, cierra el mes.
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Si te invitan a una comida, no dudes en aceptar, es una gran experiencia gustativa que te permitirá sumergirte en la cultura de tu país anfitrión. No olvide saludar a sus anfitriones (nos deseamos Ramadan Kareem o Ramadan Mubarak), traer un regalo y honrar la mesa.
En los lugares turísticos, los restaurantes, especialmente los de los hoteles, preparan menús festivos para iftar/ftour y en ocasiones suhur (comida de madrugada), una buena oportunidad para degustar especialidades: harira, (sopa acompañada de tortas de miel) en Marruecos, thareed (comida de verduras y estofado de carne) en Qatar, cada país tiene sus propias costumbres. Infórmate de las festividades que se organizan: festival de fuegos artificiales o street food en Dubái, iluminados para la ocasión, “noches de Ramadán” en los institutos franceses de Marruecos con conciertos de música sufí, gnaoua o del desierto, etc.
¿Y por qué no visitar una mezquita si es accesible para los no musulmanes? Probablemente no podrás asistir a las oraciones pero empápate del ambiente a menudo grandioso como en la Mezquita Hassan II en Casablanca (la única abierta a los no musulmanes en Marruecos, con la de Tinmel), las mezquitas de Estambul en Turquía, o la Gran Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dhabi.
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Cada país tiene sus propias reglas más o menos estrictas y es recomendable consultar los sitios de las oficinas de turismo, así como el sitio de consejos de viaje del Quai d’Orsay. En todo el mundo musulmán, generalmente se recomienda evitar comer, beber y fumar en público durante el día por respeto a los anfitriones. En países donde los servicios de catering se brindan fuera de la vista durante este período, esta recomendación es imperativa. En algunos destinos turísticos, las terrazas de cafeterías o restaurantes pueden estar accesibles durante el día.
Sin duda notará que cualquier marca ostentosa está prohibida durante este mes para los musulmanes, como maquillaje, perfume o ropa llamativa. Para los turistas, está de moda llevar ropa decorosa (por regla general cubrir hombros y rodillas fuera de las playas) y evitar las demostraciones públicas de afecto. Prohibido para los musulmanes, el alcohol puede ser consumido por los turistas en los lugares donde esté autorizado, preferiblemente con discreción.
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Durante el Ramadán, el ritmo tiende a ralentizarse, los horarios cambian para las administraciones y los bancos, pero también para las tiendas, cafeterías, restaurantes y sitios turísticos: abren más tarde por la mañana, cierran más temprano por la tarde o incluso durante el día (para reabrir por la noche). Si planifica sus visitas con pleno conocimiento de causa, disfrutará de su estancia con tranquilidad, siendo el mes de Ramadán tradicionalmente un período de baja concurrencia.
En el coche y en la vida cotidiana, evita dar muestras de nerviosismo ante situaciones que puedan inquietarte, atascos (sobre todo en la hora anterior a la puesta del sol), posible lentitud del servicio, pausas intempestivas, salida en una excursión posterior, etc. En su lugar, sigue el ritmo local y aprovecha el entretenimiento nocturno para llenarte de olores, colores y sabores en los mercados y zocos. Ramadán Kareem!