El fiscal encargado de la investigación sobre la irrupción de hombres armados en vivo en el plató de un canal de televisión pública ecuatoriana el 9 de enero, tomando brevemente como rehenes a periodistas y otros empleados, fue asesinado, anunció el miércoles 17 de enero la fiscalía.

La aparición en vivo de hombres fuertemente armados que amenazaron con tirar al suelo a periodistas y empleados del canal TC en Guayaquil (suroeste), conmocionó al país ante una ola de violencia desencadenada por bandas de narcotraficantes. “Vinieron a matarnos, Dios mío, protégenos”, había enviado uno de los periodistas cautivos a un corresponsal de la AFP en un mensaje de WhatsApp. De fondo se oían las quejas.

En medio de los disparos, la retransmisión de estas imágenes surrealistas continuó en directo durante varios minutos, a pesar de que las luces del plató se apagaron y la cámara se quedó congelada. Hasta que al parecer la policía intervino gritando “Policía, policía”. Trece agresores fueron detenidos, sin causar víctimas, y sus rostros fueron presentados a la prensa unos días después. Según la fiscalía, el fiscal asesinado era el encargado de determinar qué banda había perpetrado este asalto.

Medios locales difundieron imágenes del auto del fiscal con varios impactos de bala en la ventanilla del conductor. “En respuesta al asesinato de nuestro colega César Suárez… seré categórica: los grupos del crimen organizado, criminales y terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana”, dijo la Fiscal General Diana Salazar en un video publicado en X.

Este asalto a un plató de televisión se produjo poco después de la fuga del temido líder de la banda de los Choneros, Adolfo Macías, alias “Fito”, punto de partida de un nuevo episodio de violencia en el país azotado por el narcotráfico. Después de la fuga de Fito, varios motines y tomas de rehenes de guardias afectaron a varias cárceles, como lo demuestran aterradores vídeos difundidos en las redes sociales que muestran a los cautivos amenazados por los cuchillos de los reclusos enmascarados.

Las pandillas sembraron el terror en las calles del país antes de que se enviaran más de 20.000 soldados para restablecer el orden, y el presidente ecuatoriano Daniel Noboa declaró al país “en guerra”. Más de 200 funcionarios penitenciarios mantenidos como rehenes por los amotinados fueron liberados. La violencia en el país ha dejado al menos 19 muertos. Ecuador, que alguna vez fue un remanso de paz, está asolado por la violencia después de convertirse en el principal punto de exportación de la cocaína producida en los vecinos Perú y Colombia. Los asesinatos en las calles aumentaron un 800% entre 2018 y 2023, de 6 a 46 por cada 100.000 habitantes. En 2023 se registraron 7.800 homicidios y se incautaron 220 toneladas de droga